Cerca de dos billones de personas en el mundo tienen una dieta pobre en zinc y hierro lo que es la causa de que sufran anemia especialmente en los niños.
Según
un estudio publicado en la revista Nature, el cambio climático va a aumentar
este problema de una manera muy significativa en las próximas décadas.
El
aumento de dióxido de carbono en la
atmósfera reducirá la cantidad de estos minerales en las cosechas más comunes
como las del arroz, el trigo y las legumbres. La mayoría de los africanos basan
sus dietas diarias en estos alimentos por lo que conseguirán menos hierro y
zinc aunque ingieran la misma cantidad
de comida.
Los
científicos abogan por hacer mas investigación para desarrollar cosechas que
sean más resistentes a los niveles del dióxido de carbono o bien que sean más
ricas en la producción de hierro y zinc.
No creo
que esta sea una solución real, ni que necesitemos utilizar millones en
investigación para ello. Todos sabemos
que el problema reside en las emanaciones del dióxido de carbono y de cómo
podríamos reducirlas evitando así estos problemas de salud que siempre sufren
las poblaciones más pobres del mundo.
Tenemos la obligación moral y
ética de proteger el medio ambiente y el conjunto del planeta en que vivimos. Las consecuencias no
son solo de “hambruna escondida”. Las
resiente un planeta Tierra que ya no puede absorber tanto sufrimiento en sí
mismo.
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