lunes, 29 de noviembre de 2021

El Mediterráneo, "un espacio de encuentro y diálogo"

 El Mediterráneo, "un espacio de encuentro y diálogo", por Mons. Aveline | Zenit

El Papa Francisco se reunirá con los alcaldes y obispos del Mediterráneo en Florencia el 27 de febrero de 2022: por lo tanto, continúa su “peregrinación mediterránea” por la paz y para ayudar a responder a la crisis migratoria.

El encuentro está organizado por el alcalde de la ciudad de Florencia, Sr. Dario Nardella, siguiendo los pasos del “santo” alcalde de Florencia Giorgio La Pira (1904-1977), cuya causa de beatificación ha sido abierta. La Fundación A Giorgio La Pira promueve la difusión de sus grandes intuiciones, en particular sobre el papel de las ciudades para la paz, el urbanismo y la preocupación por los pobres.

El pasado mes de septiembre se debatió sobre el destino del Mediterráneo en una conferencia en Roma titulada “El Mediterráneo, un espacio de encuentro y diálogo” y organizada por la Embajada de Francia ante la Santa Sede y el canal de televisión católico KTO, recuerda Vatican News del 9 de septiembre de 2021.

Para Mons. Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella y participante de la conferencia, es importante hablar del Mediterráneo, "no sólo" como "un concepto, sino como personas".

Lea el resto del artículo de Marina Droujinina sobre Zenit el 16/11/21

lunes, 22 de noviembre de 2021

No a la Prostitución de la ciencia



NO a los misiles hipersónicos

NO a la Prostitución de la Ciencia

Misiles hipersónicos son aquellos que se trasladan a más de 5 veces la velocidad del sonido è velocidad superior a 6000Km/h

-- Sus Sistemas de propulsión son nucleares. Tienen capacidad para navegar varios años sin necesidad de recargargarlos. Cada misil posee varias cabezas nucleares

--Tienen la posibilidad de transportar armas nucleares.

---Sus sistemas de navegación están provistos de Inteligencia Artificial, Son totalmente autónomos y de altísima precisión.

---Pueden despegar verticalmente, se les puede llevar a órbita y dejarlos en espera hasta que se les “necesite”.

èNo son visibles a Los radares

La principal baza de estos proyectiles hipersónicos es que son capaces de saltarse los sistemas antimisiles que

actualmente están desplegados, incluso los de última generación.

Mientras los misiles balísticos convencionales necesitan ascender a mucha altitud para ganar energía cinética con la caída, los hipersónicos pueden alcanzar mucha velocidad a menor altura gracias al empleo de cohetes.

Al volar más bajo que los convencionales, los radares son incapaces de detectarlos hasta que es demasiado tarde y el impacto es inminente.



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La principal fuente de información que abre múltiples puertas fiables para este estudio es el diario Financial Time

La evidente opacidad en el campo del armamento bélico se manifiesta en que los servicios de inteligencia detuvieron a Alexandr Kuranov, sospechoso de traición por haber entregado nformación secreta sobre el desarrollo de armamento hipersónico

Los principales países que investigan, desarrollan y poseen misiles hipersónicos son China, Rusia, EEUU

(El presidente ruso Vladimir Putin dijo recientemente que los nuevos misiles nucleares hipersónicos de su país son "capaces de aniquilar ciudades estadounidenses". También dijo que Rusia ha desarrollado un arma que vuela más de cinco veces más rápido que las que se están desarrollando en Estados Unidos. "Estos no son solo misiles hipersónicos sino intercontinentales, y son armas mucho más formidables".La administración Biden está haciendo un gran impulso para la financiación de la investigación relacionada con hipersónicos en el presupuesto del año fiscal 2022, se informó a principios de este año. La administración ha solicitado $3.8 mil millones, casi un 20 por ciento más que la asignación de $3.2 mil millones de la administración Trump para el año fiscal 2021.

jueves, 18 de noviembre de 2021

"Los migrantes y los solicitantes de asilo merecen el pleno respeto de su dignidad y derechos fundamentales"

 Comunicado de prensa, 11/11/2021

COMECE sobre la crisis humanitaria en la frontera entre Polonia y Bielorrusia:

 En su declaración, los obispos de la Unión Europea deploran las muertes que ya ha causado esta tragedia y rezan por las víctimas y sus familias. "Todos debemos mostrar nuestro apoyo efectivo a las familias y personas necesitadas, ya sea que estén migrando o buscando asilo", se lee en el comunicado. La COMECE se hace eco de los comentarios expresados ​​en varias ocasiones por la Conferencia Episcopal de Polonia en los últimos meses, pidiendo sobre todo un enfoque humanitario de la crisis actual. “No podemos permitir que la gente muera en nuestras fronteras. Se deben hacer todos los esfuerzos para evitar estas tragedias y aliviar el sufrimiento de las personas ”, continuó el comunicado.

 Em. Card. Jean-Claude Hollerish sj, presidente de COMECE, pide a la Unión Europea y sus Estados miembros que apoyen a Polonia para hacer frente a este desafío humanitario en su frontera, así como a otros países de la UE en la región que puedan enfrentarse a un escenario similar. "Aprovechar e instrumentalizar la desesperación de los migrantes y los solicitantes de asilo tiene consecuencias humanas graves y nocivas y debe prevenirse", dijo.

Este tema fue discutido durante la reunión del grupo de trabajo de la COMECE sobre migración y asilo a principios de octubre pasado, durante un intercambio con miembros del personal de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El 8 de octubre de 2021, a raíz de la carta enviada a la Comisión Europea por los ministros de 12 Estados miembros de la UE sobre los acontecimientos en las fronteras exteriores de la UE, el presidente de la COMECE pidió a la Unión Europea y a sus Estados miembros que acogieran, protegieran y promovieran e integrar a los migrantes y los solicitantes de asilo, apoyando una percepción y una narrativa positivas en torno a la migración. En esta ocasión, el cardenal Hollerich también expresó el apoyo de COMECE para incrementar los esfuerzos de reasentamiento implementados por los Estados miembros de la UE, la sociedad civil y los actores de la Iglesia, y para crear canales legales y seguros para los migrantes, para evitar que caigan en manos de redes criminales. de contrabandistas y traficantes. 

COMECE es la Conferencia de Obispos de Europa

lunes, 8 de noviembre de 2021

Encuentro del Papa Francisco con los Movimientos Populares




El de este sábado fue el cuarto encuentro entre el Papa y los representantes de los Movimientos Populares de todo el mundo, que, entre otros, congregan a trabajadores de la economía informal, cartoneros y agricultores, tras las reuniones de 2014 y 2016, en el Vaticano, y de 2015 en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

El papa Francisco pidió hoy a los organismos internacionales de crédito la condonación de las deudas de los países pobres, "tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos", a la vez que, al participar del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares, apoyó la instalación de un ingreso básico universal y la reducción de la jornada laboral de cara a la postpandemia de coronavirus.

"Quiero pedirles en nombre de Dios a los grupos financieros y organismos internacionales de crédito que permitan a los países pobres garantizar las necesidades básicas de su gente" y "condonen esas deudas tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos", sostuvo a través de un video mensaje dado a conocer hoy.

"Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos. Y es tarea de los Gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con equidad sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente, para la clase media.

Para el Papa, otra medida posible "es la reducción de la jornada laboral" y, planteó "hay que analizarla seriamente". "Trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral que es un aspecto que necesitamos explorar con cierta urgencia", basó su reclamo.

"Considero que son medidas necesarias, pero desde luego no suficientes. No resuelven el problema de fondo, tampoco garantizan el acceso a la tierra, techo y trabajo en la cantidad y calidad que los campesinos sin tierras, las familias sin un techo seguro y los trabajadores precarios merecen", defendió el Papa, en línea con el reclamo de las denominadas "3T" (Tierra, Techo y Trabajo) que se han convertido en el principal reclamo de los Movimientos Populares.

De todos modos, según Francisco, las propuestas "tampoco van a resolver los enormes desafíos ambientales que tenemos por delante", pero las mencionó "porque son medidas posibles y marcarían un camino positivo de orientación".

A lo largo de su discurso, el Papa reclamó también "en nombre de Dios a los grandes laboratorios que liberen las patentes" en medio de la pandemia. "Tengan un gesto de humanidad y permitan que cada país, cada pueblo, cada ser humano tenga acceso a las vacunas. Hay países donde sólo tres, cuatro por ciento de sus habitantes fueron vacunados".

En la misma línea, pidió "a las grandes corporaciones extractivas, mineras, petroleras, forestales, inmobiliarias, agro negocios, que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos".

Entre los reclamos del Papa, estuvo también el pedido "a las grandes corporaciones alimentarias que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento".

Francisco pidió también el fin del comercio de armas, el fin de "los discursos de odio, el grooming, las fake news, las teorías conspirativas, la manipulación política" y que "los gigantes de las telecomunicaciones liberen el acceso a los contenidos educativos y el intercambio con los maestros por internet para que los niños pobres también puedan educarse en contextos de cuarentena".

"Quiero pedirles en nombre de Dios a los países poderosos que cesen las agresiones, bloqueos, sanciones unilaterales contra cualquier país en cualquier lugar de la tierra", reclamó en la misma línea.

Con énfasis, proclamó además "no al neocolonialismo" y opinó que "los conflictos deben resolverse en instancias multilaterales como las Naciones Unidas". "Ya hemos visto como terminan las intervenciones, invasiones y ocupaciones unilaterales; aunque se hagan bajo los más nobles motivos o ropajes", argumentó.

En su mensaje, el cuarto al colectivo desde 2014, Francisco destacó además el trabajo de los "mártires " solidarios de los movimientos populares que "pusieron su cuerpo en la trinchera de los barrios marginados".

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Texto completo



Hermanas, hermanos, queridos poetas sociales:

Queridos Poetas Sociales

Así me gusta llamarlos, poetas sociales, porque ustedes son poetas sociales, porque tienen la capacidad y el coraje de crear esperanza allí donde sólo aparece descarte y exclusión. Poesía quiere decir creatividad, y ustedes crean esperanza; con sus manos saben forjar la dignidad de cada uno, la de sus familias y la de la sociedad toda con tierra, techo y trabajo, cuidado, comunidad. Gracias porque la entrega de ustedes es palabra con autoridad capaz de desmentir las postergaciones silenciosas y tantas veces educadas a las que fueron sometidos —o a las que son sometidos tantos hermanos nuestros—. Pero al pensar en ustedes creo que, principalmente, su dedicación es un anuncio de esperanza. Verlos a ustedes me recuerda que no estamos condenados a repetir ni a construir un futuro basado en la exclusión y la desigualdad, el descarte o la indiferencia; donde la cultura del privilegio sea un poder invisible e insuprimible y la explotación y el abuso sea como un método habitual de sobrevivencia. ¡No! Eso ustedes lo saben anunciar muy bien. Gracias.

Gracias por el vídeo que recién compartimos. He leído las reflexiones del encuentro, el testimonio de lo que vivieron en estos tiempos de tribulación y angustia, la síntesis de sus propuestas y sus anhelos. Gracias. Gracias por hacerme parte del proceso histórico que están transitando y gracias por compartir conmigo este diálogo fraterno que busca ver lo grande en lo pequeño y lo pequeño en lo grande, un diálogo que nace en las periferias, un diálogo que llega a Roma y en el que todos podemos sentirnos invitados e interpelados. «Para encontrarnos y ayudar mutuamente necesitamos dialogar» (FT 198), ¡y cuánto!

Ustedes sintieron que la situación actual ameritaba un nuevo encuentro. Sentí lo mismo. Aunque nunca perdimos el contacto —y ya pasaron seis años, creo, del último encuentro, el encuentro general—. Durante este tiempo pasaron muchas cosas; muchas cosas han cambiado. Son cambios que marcan puntos de no retorno, puntos de inflexión, encrucijadas en las que la humanidad debe elegir. Se necesitan nuevos momentos de encuentro, discernimiento y acción conjunta. Cada persona, cada organización, cada país y el mundo entero necesita buscar estos momentos para reflexionar, discernir y elegir, porque retornar a los esquemas anteriores sería verdaderamente suicida, y si me permiten forzar un poco las palabras, ecocida y genocida.

En estos meses muchas cosas que ustedes denunciaban quedaron en total evidencia. La pandemia transparentó las desigualdades sociales que azotan a nuestros pueblos y expuso —sin pedir permiso ni perdón— la desgarradora situación de tantos hermanos y hermanas, esa situación que tantos mecanismos de post-verdad no pudieron ocultar.

Muchas cosas que dábamos por supuestas se cayeron como un castillo de naipes. Experimentamos cómo, de un día para otro, nuestro modo de vivir puede cambiar drásticamente impidiéndonos, por ejemplo, ver a nuestros familiares, compañeros y amigos. En muchos países los Estados reaccionaron. Escucharon a la ciencia y lograron poner límites para garantizar el bien común y frenaron al menos por un tiempo ese “mecanismo gigantesco” que opera en forma casi automática donde los pueblos y las personas son simples piezas (cf. S. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 22).

Todos hemos sufrido el dolor del encierro, pero a ustedes, como siempre, les tocó la peor parte: en los barrios que carecen de infraestructura básica (en los que viven muchos de ustedes y cientos y cientos y millones de personas) es difícil quedarse en casa, no sólo por no contar con todo lo necesario para llevar adelante las mínimas medidas de cuidado y protección, sino simplemente porque la casa es el barrio. Los migrantes, los indocumentados, los trabajadores informales sin ingresos fijos se vieron privados, en muchos casos, de cualquier ayuda estatal e impedidos de realizar sus tareas habituales agravando su ya lacerante pobreza. Una de las expresiones de esta cultura de la indiferencia es que pareciera que este tercio sufriente de nuestro mundo no reviste interés suficiente para los grandes medios y los formadores de opinión, no aparece. Permanece escondido, acurrucado.

Quiero referirme también a una pandemia silenciosa que desde hace años afecta a niños, adolescentes y jóvenes de todas las clases sociales; y creo que, durante este tiempo de aislamiento, se incrementó aún más. Se trata del estrés y la ansiedad crónica, vinculada a distintos factores como la hiperconectividad, el desconcierto y la falta de perspectivas de futuro que se agrava ante el contacto real con los otros —familias, escuelas, centros deportivos, oratorios, parroquias—; en definitiva, la falta de contacto real con los amigos, porque la amistad es la forma en que el amor resurge siempre.

Es evidente que la tecnología puede ser un instrumento de bien, y es un instrumento de bien que permite diálogos como éste y tantas otras cosas, pero nunca puede suplantar el contacto entre nosotros, nunca puede suplantar una comunidad en la cual enraizarnos y hacer que nuestra vida se vuelva fecunda.

Y si de pandemia se trata, no podemos dejar de cuestionarnos por el flagelo de la crisis alimentaria. Pese a los avances de la biotecnología millones de personas fueron privadas de alimentos, aunque estos estén disponibles. Este año, 20 millones de personas más se han visto arrastradas a niveles extremos de inseguridad alimentaria, ascendiendo a [muchos] millones de personas; la indigencia grave se multiplicó, el precio de los alimentos escaló un altísimo porcentaje. Los números del hambre son horrorosos, y pienso, por ejemplo, en países como Siria, Haití, Congo, Senegal, Yemen, Sudán del Sur pero el hambre también se hace sentir en muchos otros países del mundo pobre y, no pocas veces, también en el mundo rico. Es posible que las muertes por año por causas vinculadas al hambre puedan superar a las del COVID.[1] Pero eso no es noticia, eso no genera empatía.

Quiero agradecerles porque ustedes sintieron como propio el dolor de los otros. Ustedes saben mostrar el rostro de la verdadera humanidad, esa que no se construye dando la espalda al sufrimiento del que está al lado sino en el reconocimiento paciente, comprometido y muchas veces hasta doloroso de que el otro es mi hermano (cf. Lc 10,25-37) y que sus dolores, sus alegrías y sus sufrimientos son también los míos (cf. GS 1). Ignorar al que está caído es ignorar nuestra propia humanidad que clama en cada hermano nuestro.

Cristianos o no, han respondido a Jesús, que dijo a sus discípulos frente al pueblo hambriento: «Denles ustedes de comer» (Mt 14,16). Y donde había escasez, el milagro de la multiplicación se repitió en ustedes que lucharon incansablemente para que a nadie le faltase el pan (cf. Mt 14,13-21). ¡Gracias!

Al igual que los médicos, enfermeros y el personal de salud en las trincheras sanitarias, ustedes pusieron su cuerpo en la trinchera de los barrios marginados. Tengo presente muchos, entre comillas, “mártires” de esa solidaridad sobre quienes supe por medio de muchos de ustedes. El Señor se los tendrá en cuenta.

Si todos los que por amor lucharon juntos contra la pandemia pudieran también soñar juntos un mundo nuevo, ¡qué distinto sería todo! Soñar juntos.

1. Bienaventurados

Ustedes son, como les dije en la carta que les envié el año pasado,[2] un verdadero ejército invisible, son parte fundamental de esa humanidad que lucha por la vida frente a un sistema de muerte. En esa entrega veo al Señor que se hace presente en medio nuestro para regalarnos su Reino. Jesús, cuando nos ofreció el protocolo con el cual seremos juzgados —Mateo 25—, nos dijo que la salvación estaba en cuidar de los hambrientos, los enfermos, los presos, los extranjeros, en definitiva, en reconocerlo y servirlo a Él en toda la humanidad sufriente. Por eso me animo a decirles: «Felices los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados» (Mt 5,6), «felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9).

Queremos que esa bienaventuranza se extienda, permee y unja cada rincón y cada espacio donde la vida se vea amenazada. Pero nos sucede, como pueblo, como comunidad, como familia e inclusive individualmente, tener que enfrentar situaciones que nos paralizan, donde el horizonte desaparece y el desconcierto, el temor, la impotencia y la injusticia parece que se apoderan del presente.

Experimentamos también resistencias a los cambios que necesitamos y que anhelamos, resistencias que son profundas, enraizadas, que van más allá de nuestras fuerzas y decisiones. Esto es lo que la Doctrina social de la Iglesia llamó “estructuras de pecado”, que estamos llamados también nosotros a convertir y que no podemos ignorar a la hora de pensar el modo de accionar. El cambio personal es necesario, pero es imprescindible también ajustar nuestros modelos socio-económicos para que tengan rostro humano, porque tantos modelos lo han perdido. Y pensando en estas situaciones, me vuelvo pedigüeño. Y paso a pedir. A pedir a todos. Y a todos quiero pedirles en nombre de Dios.

A los grandes laboratorios, que liberen las patentes. Tengan un gesto de humanidad y permitan que cada país, cada pueblo, cada ser humano tenga acceso a las vacunas. Hay países donde sólo tres, cuatro por ciento de sus habitantes fueron vacunados.

Quiero pedirles en nombre de Dios a los grupos financieros y organismos internacionales de crédito que permitan a los países pobres garantizar las necesidades básicas de su gente y condonen esas deudas tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos.

Quiero pedirles en nombre de Dios a las grandes corporaciones extractivas —mineras, petroleras—, forestales, inmobiliarias, agro negocios, que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos.

Quiero pedirles en nombre de Dios a las grandes corporaciones alimentarias que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento.

Quiero pedirles en nombre de Dios a los fabricantes y traficantes de armas que cesen totalmente su actividad, una actividad que fomenta la violencia y la guerra, y muchas veces en el marco de juegos geopolíticos que cuestan millones de vidas y de desplazamientos.

Quiero pedirles en nombre de Dios a los gigantes de la tecnología que dejen de explotar la fragilidad humana, las vulnerabilidades de las personas, para obtener ganancias, sin considerar cómo aumentan los discursos de odio, el grooming, las fake news, las teorías conspirativas, la manipulación política.

Quiero pedirles en nombre de Dios a los gigantes de las telecomunicaciones que liberen el acceso a los contenidos educativos y el intercambio con los maestros por internet para que los niños pobres también puedan educarse en contextos de cuarentena.

Quiero pedirles en nombre de Dios a los medios de comunicación que terminen con la lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio, que busquen contribuir a la fraternidad humana y a la empatía con los más vulnerados.

Quiero pedirles en nombre de Dios a los países poderosos que cesen las agresiones, bloqueos, sanciones unilaterales contra cualquier país en cualquier lugar de la tierra. No al neocolonialismo. Los conflictos deben resolverse en instancias multilaterales como las Naciones Unidas. Ya hemos visto cómo terminan las intervenciones, invasiones y ocupaciones unilaterales; aunque se hagan bajo los más nobles motivos o ropajes.

Este sistema con su lógica implacable de la ganancia está escapando a todo dominio humano. Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo. Todavía estamos a tiempo.

A los gobiernos en general, a los políticos de todos los partidos quiero pedirles, junto a los pobres de la tierra, que representen a sus pueblos y trabajen por el bien común. Quiero pedirles el coraje de mirar a sus pueblos, mirar a los ojos de la gente, y la valentía de saber que el bien de un pueblo es mucho más que un consenso entre las partes (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 218); cuídense de escuchar solamente a las elites económicas tantas veces portavoces de ideologías superficiales que eluden los verdaderos dilemas de la humanidad. Sean servidores de los pueblos que claman por tierra, techo, trabajo y una vida buena. Ese “buen vivir” aborigen que no es lo mismo que la “dolce vita” o el “dolce far niente”, no. Ese buen vivir humano que nos pone en armonía con toda la humanidad, con toda la creación.

Quiero pedir también a todos los líderes religiosos que nunca usemos el nombre de Dios para fomentar guerras ni golpes de Estado. Estemos junto a los pueblos, a los trabajadores, a los humildes y luchemos junto a ellos para que el desarrollo humano integral sea una realidad. Tendamos puentes de amor para que la voz de la periferia con sus llantos, pero también con su canto y también con su alegría, no provoque miedo sino empatía en el resto de la sociedad. Y así soy pedigüeño.

Es necesario que juntos enfrentemos los discursos populistas de intolerancia, xenofobia, aporofobia —que es el odio a los pobres—, como todos aquellos que nos lleve a la indiferencia, la meritocracia y el individualismo; estas narrativas sólo sirvieron para dividir nuestros pueblos y minar y neutralizar nuestra capacidad poética, la capacidad de soñar juntos.

2.- Soñemos juntos

Hermanas y hermanos, soñemos juntos. Y así, como pido esto con ustedes, junto a ustedes, quiero también trasmitirles algunas reflexiones sobre el futuro que debemos construir y soñar. Dije reflexiones, pero tal vez cabría decir sueños, porque en este momento no alcanza el cerebro y las manos, necesitamos también el corazón y la imaginación: necesitamos soñar para no volver atrás. Necesitamos utilizar esa facultad tan excelsa del ser humano que es la imaginación, ese lugar donde la inteligencia, la intuición, la experiencia, la memoria histórica se encuentran para crear, componer, aventurar y arriesgar. Soñemos juntos, porque fueron precisamente los sueños de libertad e igualdad, de justicia y dignidad, los sueños de fraternidad los que mejoraron el mundo. Y estoy convencido de que en esos sueños se va colando el sueño de Dios para todos nosotros, que somos sus hijos.

Soñemos juntos, sueñen entre ustedes, sueñen con otros. Sepan que están llamados a participar en los grandes procesos de cambio, como les dije en Bolivia: «El futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse, de promover alternativas creativas» (Discurso a los movimientos populares, Santa Cruz de la Sierra, 9 julio 2015). Está en sus manos.

“Pero esas son cosas inalcanzables”, dirá alguno. Sí. Pero tienen la capacidad de ponernos en movimiento, de ponernos en camino. Y ahí reside precisamente toda la fuerza de ustedes, todo el valor de ustedes. Porque son capaces de ir más allá de miopes autojustificaciones y convencionalismos humanos que lo único que logran es seguir justificando las cosas como están. Sueñen. Sueñen juntos. No caigan en esa resignación dura y perdedora... El tango lo expresa tan bien: “Dale que va, que todo es igual. Que allá en el horno se vamo a encontrar”. No, no, no caigan en eso por favor. Los sueños son siempre peligrosos para aquellos que defienden el statu quo porque cuestionan la parálisis que el egoísmo del fuerte o el conformismo del débil quieren imponer. Y aquí hay como un pacto no hecho, pero es inconsciente: el egoísmo del fuerte con el conformismo del débil. Esto no puede funcionar así. Los sueños desbordan los límites estrechos que se nos imponen y nos proponen nuevos mundos posibles. Y no estoy hablando de ensoñaciones rastreras que confunden el vivir bien con pasarla bien, que no es más que un pasar el rato para llenar el vacío de sentido y así quedar a merced de la primera ideología de turno. No, no es eso, sino soñar, para ese buen vivir en armonía con toda la humanidad y con la creación.

Pero, ¿cuál es uno de los peligros más grandes que enfrentamos hoy? A lo largo de mi vida —no tengo quince años, o sea, cierta experiencia tengo—, pude darme cuenta de que de una crisis nunca se sale igual. De esta crisis de la pandemia no vamos a salir igual: o se sale mejor o se sale peor, igual que antes, no. Pero nunca saldremos igual. Y hoy día tenemos que enfrentar juntos, siempre juntos, esta cuestión: ¿Cómo saldremos de estas crisis? ¿Mejores o peores? Queremos salir ciertamente mejores, pero para eso debemos romper las ataduras de lo fácil y la aceptación dócil de que no hay otra alternativa, de que “éste es el único sistema posible”, esa resignación que nos anula, de que sólo podemos refugiarnos en el “sálvese quien pueda”. Y para eso hace falta soñar. Me preocupa que mientras estamos todavía paralizados, ya hay proyectos en marcha para rearmar la misma estructura socioeconómica que teníamos antes, porque es más fácil. Elijamos el camino difícil, salgamos mejor.

En Fratelli tutti utilicé la parábola del Buen Samaritano como la representación más clara de esta opción comprometida en el Evangelio. Me decía un amigo que la figura del Buen Samaritano está asociada por cierta industria cultural a un personaje medio tonto. Es la distorsión que provoca el hedonismo depresivo con el que se pretende neutralizar la fuerza transformadora de los pueblos y en especial de la juventud.

¿Saben lo que me viene a la mente a mí ahora, junto a los movimientos populares, cuando pienso en el Buen Samaritano? ¿Saben lo que me viene a la mente? Las protestas por la muerte de George Floyd. Está claro que este tipo de reacciones contra la injusticia social, racial o machista pueden ser manipuladas o instrumentadas para maquinaciones políticas y cosas por el estilo; pero lo esencial es que ahí, en esa manifestación contra esa muerte, estaba el “samaritano colectivo” —¡que no era ningún bobeta!—. Ese movimiento no pasó de largo cuando vio la herida de la dignidad humana golpeada por semejante abuso de poder. Los movimientos populares son, además de poetas sociales, “samaritanos colectivos”.

En estos procesos hay tantos jóvenes que yo siento esperanza...; pero hay muchos otros jóvenes que están tristes, que tal vez para sentir algo en este mundo necesitan recurrir a las consolaciones baratas que ofrece el sistema consumista y narcotizante. Y otros, es triste, pero otros optan por salir del sistema. Las estadísticas de suicidios juveniles no se publican en su total realidad. Lo que ustedes realizan es muy importante, pero también es importante que logren contagiar a las generaciones presentes y futuras lo mismo que a ustedes les hace arder el corazón. Tienen en esto un doble trabajo o responsabilidad. Seguir atentos, como el buen Samaritano, a todos aquellos que están golpeados por el camino pero, a su vez, buscar que muchos más se sumen en este sentir: los pobres y oprimidos de la tierra se lo merecen, nuestra casa común nos lo reclama.

Quiero ofrecer algunas pistas. La Doctrina social de la Iglesia no tiene todas las respuestas, pero sí algunos principios que pueden ayudar a este camino a concretizar las respuestas y ayudar tanto a los cristianos como a los no cristianos. A veces me sorprende que cada vez que hablo de estos principios algunos se admiran y entonces el Papa viene catalogado con una serie de epítetos que se utilizan para reducir cualquier reflexión a la mera adjetivación degradatoria. No me enoja, me entristece. Es parte de la trama de la post-verdad que busca anular cualquier búsqueda humanista alternativa a la globalización capitalista, es parte de la cultura del descarte y es parte del paradigma tecnocrático.

Los principios que expongo son mesurados, humanos, cristianos, compilados en el Compendio elaborado por el entonces Pontificio Consejo “Justicia y Paz”.[3] Es un manualito de la Doctrina social de la Iglesia. Y a veces cuando los Papas, sea yo, o Benedicto, o Juan Pablo II decimos alguna cosa, hay gente que se extraña, ¿de dónde saca esto? Es la doctrina tradicional de la Iglesia. Hay mucha ignorancia en esto. Los principios que expongo, están en ese libro, en el capítulo cuarto. Quiero aclarar una cosa, están compilados en este Compendio y este Compendio fue encargado por san Juan Pablo ll. Les recomiendo a ustedes y a todos los líderes sociales, sindicales, religiosos, políticos y empresarios que lo lean.

En el capítulo cuarto de este documento encontramos principios como la opción preferencial por los pobres, el destino universal de los bienes, la solidaridad, la subsidiariedad, la participación, el bien común, que son mediaciones concretas para plasmar a nivel social y cultural la Buena Noticia del Evangelio. Y me entristece cuando algunos hermanos de la Iglesia se incomodan si recordamos estas orientaciones que pertenecen a toda la tradición de la Iglesia. Pero el Papa no puede dejar de recordar esta doctrina, aunque muchas veces le moleste a la gente, porque lo que está en juego no es el Papa sino el Evangelio. Y en este contexto, quisiera rescatar brevemente algunos principios con los que contamos para llevar adelante nuestra misión. Mencionaré dos o tres, no más. Uno es el principio de solidaridad. La solidaridad no sólo como virtud moral sino como un principio social, principio que busca enfrentar los sistemas injustos con el objetivo de construir una cultura de la solidaridad que exprese — literalmente dice el Compendio— «una determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común» (n. 193).

Otro principio es estimular y promover la participación y la subsidiariedad entre movimientos y entre los pueblos capaz de limitar cualquier esquema autoritario, cualquier colectivismo forzado o cualquier esquema estado céntrico. El bien común no puede utilizarse como excusa para aplastar la iniciativa privada, la identidad local o los proyectos comunitarios. Por eso, estos principios promueven una economía y una política que reconozca el rol de los movimientos populares, «la familia, los grupos, las asociaciones, las realidades territoriales locales; en definitiva, aquellas expresiones agregativas de tipo económico, social, cultural, deportivo, recreativo, profesional y político, a las que las personas dan vida espontáneamente y que hacen posible su efectivo crecimiento social». Esto en el número 185 del Compendio.

Como ven, queridos hermanos, queridas hermanas, son principios equilibrados y bien establecidos en la Doctrina social de la Iglesia. Con estos dos principios creo que podemos dar el próximo paso del sueño a la acción. Porque es tiempo de actuar.

3.- Tiempo de actuar

Muchas veces me dicen: “Padre, estamos de acuerdo, pero, en concreto, ¿qué debemos hacer?”. Yo no tengo la respuesta, por eso debemos soñar juntos y encontrarla entre todos. Sin embargo, hay medidas concretas que tal vez permitan algunos cambios significativos. Son medidas que están presentes en vuestros documentos, en vuestras intervenciones y que yo he tomado muy en cuenta, sobre las que medité y consulté a especialistas. En encuentros pasados hablamos de la integración urbana, la agricultura familiar, la economía popular. A estas, que todavía exigen seguir trabajando juntos para concretarlas, me gustaría sumarle dos más: el salario universal y la reducción de la jornada de trabajo.

Un ingreso básico (el IBU) o salario universal para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida. Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos. Y es tarea de los Gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con la equidad sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente para la clase media —generalmente, cuando hay estos conflictos, es la que más sufre—. No olvidemos que las grandes fortunas de hoy son fruto del trabajo, la investigación científica y la innovación técnica de miles de hombres y mujeres a lo largo de generaciones.

La reducción de la jornada laboral es otra posibilidad, el ingreso básico uno, es una posibilidad, la otra es la reducción de la jornada laboral. Y hay que analizarla seriamente. En el siglo XIX los obreros trabajaban doce, catorce, dieciséis horas por día. Cuando conquistaron la jornada de ocho horas no colapsó nada como algunos sectores preveían. Entonces, insisto, trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral es un aspecto que necesitamos explorar con cierta urgencia. No puede haber tantas personas agobiadas por el exceso de trabajo y tantas otras agobiadas por la falta de trabajo.

Considero que son medidas necesarias, pero desde luego no suficientes. No resuelven el problema de fondo, tampoco garantizan el acceso a la tierra, techo y trabajo en la cantidad y calidad que los campesinos sin tierras, las familias sin un techo seguro y los trabajadores precarios merecen. Tampoco van a resolver los enormes desafíos ambientales que tenemos por delante. Pero quería mencionarlas porque son medidas posibles y marcarían un cambio positivo de orientación.

Es bueno saber que en esto no estamos solos. Las Naciones Unidas intentaron establecer algunas metas a través de los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero lamentablemente desconocidas por nuestros pueblos y las periferias; lo que nos recuerda la importancia de compartir y comprometer a todos en esta búsqueda común.

Hermanas y hermanos, estoy convencido de que el mundo se ve más claro desde las periferias. Hay que escuchar a las periferias, abrirle las puertas y permitirles participar. El sufrimiento del mundo se entiende mejor junto a los que sufren. En mi experiencia, cuando las personas, hombres y mujeres que han sufrido en carne propia la injusticia, la desigualdad, el abuso de poder, las privaciones, la xenofobia, en mi experiencia veo que comprenden mucho mejor lo que viven los demás y son capaces de ayudarlos a abrir, realísticamente, caminos de esperanza. Qué importante es que vuestra voz sea escuchada, representada en todos los lugares de toma de decisión. Ofrecerla como colaboración, ofrecerla como una certeza moral de lo que hay que hacer. Esfuércense para hacer sentir su voz y también en esos lugares, por favor, no se dejen encorsetar ni se dejen corromper. Dos palabras que tienen un significado muy grande, que yo no voy a hablar ahora.

Reafirmemos el compromiso que tomamos en Bolivia: poner la economía al servicio de los pueblos para construir una paz duradera fundada en la justicia social y el cuidado de la Casa común. Sigan impulsando su agenda de tierra, techo y trabajo. Sigan soñando juntos. Y gracias, gracias en serio, por dejarme soñar con ustedes.

Pidámosle a Dios que derrame su bendición sobre nuestros sueños. No perdamos las esperanzas. Recordemos la promesa que Jesús hizo a sus discípulos: “siempre estaré con ustedes” (cf. Mt 28,20); y recordándola, en este momento de mi vida, quiero decirles también que yo voy a estar con ustedes. También lo importante es que se den cuenta de que está Él con ustedes. Gracias.

viernes, 24 de septiembre de 2021

El aire contaminado mata siete millones de personas al año

 Septiembre 7, 2021


Vista de una capa de contaminación que envuelve la capital de India, Nueva Delhi. El aire contaminado es la causa de millones de muertes en el mundo cada año, y las normas legales para controlarlo aún son muy débiles, según el Pnuma. Foto: Anshu Sharma/ONU

NACIONES UNIDAS – Decenas de países carecen de estándares para controlar la calidad del aire exterior y esa contaminación causa la muerte de siete millones de personas cada año, de ellos 600 000 niños, recordó el Pnuma este martes 7, Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul.

Inger Andersen, directora del Pnuma (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) evocó al respecto la urgencia por la vacunación contra la covid-19 y dijo que “no habrá vacuna para prevenir las siete millones de muertes prematuras causadas por la contaminación del aire cada año”.

Las cifras aumentarán 50 por ciento para 2050, mientras muchos países ignoran las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lamentó Andersen, para quien “el aire que respiramos es un bien público fundamental, y los gobiernos deben hacer más para garantizar que sea limpio y seguro”.

La OMS identifica la contaminación del aire como el mayor riesgo ambiental para la salud, ya que 92 por ciento de la población mundial vive en áreas donde los niveles de esa contaminación exceden límites seguros, afectando de manera desproporcionada a mujeres, niños y ancianos en países de bajos ingresos.

Estudios recientes sugieren posibles correlaciones entre el desarrollo de la covid y la contaminación del aire.

“No habrá vacuna para prevenir las siete millones de muertes prematuras causadas por la contaminación del aire cada año”: Inger Andersen.

En al menos 34 por ciento de los países, de 194 estudiados por el Pnuma, la calidad del aire en exteriores aún no está protegida legalmente, e incluso cuando los estándares se adoptan como normas, resultan difíciles de comparar.

Por ejemplo, 49 por ciento de los países definen la contaminación del aire exclusivamente como una amenaza al aire libre, la cobertura geográfica de los estándares varía, y más de la mitad de los países permiten desviaciones.

Además, solo 33 por ciento de los países imponen obligaciones para cumplir con los estándares exigidos por ley, el monitoreo no es un requisito legal en 37 por ciento de los países, y aunque la contaminación del aire no conoce fronteras, solo 31 por ciento tienen mecanismos legales para abordar la contaminación del aire transfronteriza.

Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, recordó que la contaminación del aire representa un “claro reflejo de las desigualdades”, ya que la mayoría de las muertes relacionadas con ella se producen en los países de ingresos bajos y medios, y en los barrios más pobres de las naciones ricas.

“La pobreza obliga a las personas a vivir cerca de fuentes de contaminación, como fábricas y carreteras, y también provoca que 3000 millones de personas sigan quemando combustibles sólidos o queroseno para cocinar y para la calefacción y el alumbrado”, destacó el titular de la ONU.

Guterres también pidió normas más estrictas para las emisiones contaminantes de los vehículos, de las centrales eléctricas, en la construcción y en las industrias, la eliminación del uso del carbón e invertir en energías renovables en vez de fósiles.

“Si tomamos estas medidas, podemos salvar hasta 150 millones de vidas en este siglo y ayudar a limpiar nuestra atmósfera”, concluyó Guterres.

El Pnuma pide adoptar leyes sólidas sobre la calidad del aire, y mejorar tanto los mecanismos legales para monitorearla como los sistemas de ejecución, así como coordinación para encarar la contaminación atmosférica transfronteriza.

Eloise Scotford, coautora del informe del Pnuma, dijo que “el estudio demuestra que incluso los objetivos nacionales de calidad del aire más admirables deben estar respaldados por marcos institucionales sólidos, capacidad de implementación y leyes bien coordinadas, para que sean efectivos”.

martes, 22 de junio de 2021

AFROFEMINAS




 UNA NUEVA PAGINA QUE APARECE EN DEFENSA DE LOS DERECHOS DE AFRICA 

https://afrofeminas.com/2021/05/11/historia-de-un-expolio/

viernes, 19 de febrero de 2021

Las entidades promotoras de ITD centrarán sus esfuerzos en 2021 en reclamar la adopción de políticas en favor de empleos decentes

 


 

Con el lema «Ahora más que nunca, trabajo decente», las entidades promotoras de la iniciativa Iglesia por el trabajo decente centrarán sus esfuerzos, este año 2021, en señalar que ha llegado el momento de adoptar políticas y compromisos en favor de empleos dignos, sostenibles e inclusivos.


La pandemia ha agravado la ya difícil situación del mundo del trabajo y ha desvelado los límites del trabajo mercantilizado. El modelo de relaciones laborales actual no asegura a miles de trabajadores y de trabajadoras acceder a un trabajo decente que permita atender necesidades básicas como llegar a fin de mes, conciliar la vida laboral y familiar, el acceso a la vivienda, la seguridad y salud laboral o el confort energético, la participación social, etc.

 

Drama laboral

 

Más de seiscientas mil personas perdieron su empleo en 2020. Un drama que afecta a 3,7 millones de personas. Con mayor intensidad entre las mujeres y los jóvenes. La tasa de paro femenina es del 18,3%, frente al 14,2% de la masculina, mientras que tres de cada cuatro empleos a tiempo parcial son ocupados por mujeres (74,4%). El desempleo juvenil en menores de 25 años en España ya es del 39,6%, mientras que la media de la Unión Europea se sitúa en torno al 15,7% (EPA 2020).

El total de ingresos de las personas asalariadas ha caído un 12,7% (1r semestre 2020), debido a la reducción de las horas trabajadas y las pérdidas de empleo. Llama la atención que el 16% de los trabajadores reciba una remuneración por debajo del salario mínimo (OIT).


Especialmente intensas son las consecuencias para la población más vulnerable, que tiene ocho veces más paro que el resto, presentando un índice de desempleo del 73% y un acceso al trabajo precario y discontinuo. Hay 7,8 millones de personas (el 16% de las familias) en hogares donde el sustentador principal carece de un mínimo de estabilidad en el empleo, sin olvidar que 615.000 personas tienen que conformarse con vivir de la economía informal (FOESSA). Continúa

 

Secretaría Técnica de la Comisión General de Justicia y Paz

C/ Rafael de Riego 16, 3º dcha. 28045 Madrid

Tf.: (+34) 915061828

Correo-e: juspax@juspax-es.org

Web: www.juspax-es.org

 Francisco fomenta la cultura del encuentro - Vatican News

El Santo Padre recibió en la mañana del viernes 12 de febrero a una delegación de diplomáticos y académicos del Instituto Europeo de Estudios Internacionales de Estocolmo, guiados a Roma por el obispo de la capital sueca, el cardenal Anders Arborelius. Presentaron al Papa el libro "La cultura del encuentro: relaciones internacionales, diálogo interreligioso y paz".

“La persistente crisis de salud global ha puesto de relieve dolorosamente la urgencia de promover una cultura de encuentro para toda la humanidad, para que crezca el deseo de conocer a los demás, de buscar puntos entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Contactar, tender puentes, desarrollar proyectos que incluyan a todos ”, escribió el Papa Francisco frente a diplomáticos y académicos liderados por el cardenal Arborelius, utilizando las palabras de la encíclica Fratelli tutti (pdf en francés).

Fuente: Francisco fomenta la cultura del encuentro - Vatican News, 02.12.21

viernes, 5 de febrero de 2021

Latifa Ibn Ziaten y Antonio Guterres, galardonados con el Premio a la Fraternidad Humana




Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar

Los ganadores del Premio Zayed 2021 de Fraternidad Humana fueron anunciados este miércoles 3 de febrero. Latifa Ibn Ziaten, fundadora de la asociación Imad por la juventud y la paz, que perdió a su hijo en un atentado terrorista en 2012, y convirtió su sentencia en una acción de concienciación entre los jóvenes, y António Guterres, 9º Secretario General de la Organización de Naciones Unidas.

Hermana Bernadette Mary Reis - Ciudad del Vaticano

El 4 de febrero, el mundo celebrará el primer Día Internacional de la Fraternidad Humana. Entre estas celebraciones se encuentra la entrega del Premio Zayed a la Fraternidad Humana. El miércoles 3 de febrero, los ganadores de los premios fueron anunciados en una conferencia de prensa virtual. Estos ganadores fueron seleccionados por un jurado independiente y procedían de un grupo de personas de 30 países nominados por funcionarios gubernamentales, culturales y religiosos.

Sobre los ganadores



Los ganadores del Premio Zayed 2021 de la Hermandad Humana son:

António Guterres, político de Portugal que actualmente ocupa el cargo de noveno secretario general de la ONU. En el último año, cuando el mundo entero se vio envuelto por la pandemia de coronavirus, António Guterres ha levantado repetidamente la voz para pedir "un alto el fuego integral en todos los rincones del mundo para centrarnos juntos en la lucha real: derrotar al Covid-19". .

Latifah Ibn Ziaten, fundador de la Asociación Imad para la Juventud y la Paz. Latifah es de Marruecos, madre de cinco hijos. En 1977 se trasladó a Francia a los 17 años. Uno de sus hijos, Imad, se unió al 1er Regimiento de Paracaidistas Francés. Imad fue asesinada cerca de Toulouse en 2012. Luego buscó reunirse con el séquito del asesino de su hijo, Mohammed Merah, para comprender qué lo había llevado a cometer un asesinato. Este encuentro le permitió adentrarse en el mundo de un joven que se sentía abandonado y que nunca había logrado integrarse a la sociedad. Desde la creación de la asociación "Imad por la juventud y la paz", Latifah viaja por Francia para contar su historia. Ella espera ayudar a preservar la "armonía social" entre las generaciones mayores y los jóvenes, entre los franceses y los inmigrantes.

El Papa pide un compromiso diario con el diálogo interreligioso

 El Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar presentarán conjuntamente el premio durante la ceremonia virtual del jueves. La reunión y la ceremonia de premiación serán transmitidas en varios idiomas de 2:30 p.m. (hora de Roma) a 1:30 p.m. (GMT) - por Vatican News, el portal de información multimedia de la Santa Sede, y serán transmitidas por Vatican Media. .

El Premio Zayed a la Fraternidad Humana se inspiró en la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, jefe del Consejo Musulmán de Ancianos en los Emiratos Árabes Unidos, el 4 de febrero de 2019. El Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar fueron los primeros ganadores del Premio Zayed a la Fraternidad Humana en 2019. El Papa Francisco, por su parte, donó el monto total del premio al pueblo rohingya de Birmania. Durante las celebraciones del primer aniversario de la firma del Documento de la Hermandad Humana, el jeque Abdullah bin Zayed Al Nahyan anunció que el Premio Zayed a la Hermandad Humana se convertiría en un evento anual.

Este premio premia sobre todo a quienes construyen puentes entre pueblos divididos, fortaleciendo las relaciones humanas reales que hacen posible el trabajo destinado a garantizar la libertad y la seguridad de todos.

El premio se entrega como parte del Día Internacional de la Fraternidad Humana, que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado en reconocimiento a los continuos esfuerzos de líderes y figuras religiosas que cooperan para promover la paz, la armonía y el diálogo intercultural en el mundo.

miércoles, 27 de enero de 2021

Informe de Oxfam&Intermon



La pobreza severa podría aumentar en España en casi 800.000 personas y llegar a 5,1 millones, disparada por la COVID-19

 Las personas más pobres en nuestro país habrían perdido, proporcionalmente, hasta siete veces más renta que las más ricas

A nivel mundial, las mil mayores fortunas ya se han recuperado, mientras que a las personas más pobres les llevará una década hacerlo

Oxfam Intermón destaca que los ERTE habrían evitado que más de 710.000 personas caigan en la pobreza y pide más políticas públicas contra la desigualdad

25/01/2021

790.000 personas habrían caído en la pobreza severa en España debido a la COVID-19, según el informe anual de desigualdad que publica la ONG Oxfam Intermón con motivo del Foro de Davos. El total de personas en esta situación, que son las que viven con menos del equivalente a 16 euros al día, podría alcanzar la cifra de 5,1 millones de personas, lo que supone un aumento desde el 9,2% registrado antes de la pandemia hasta el 10,86%.

“Los datos demuestran cómo la pandemia se ha cebado con las personas más vulnerables”, dice Franc Cortada, director de Oxfam Intermón. “Sin una respuesta adecuada, hay un grave riesgo de que la salida de la crisis profundice y eternice las desigualdades en España, empobreciendo a las personas más pobres mientras las más ricas se recuperan a paso firme. El mensaje más importante en este sentido es que las políticas públicas pueden servir para cambiar esta situación, como lo demuestran los ERTE y otras medidas como el Ingreso Mínimo Vital, aunque éste necesita mejoras urgentes en su puesta en práctica”.

Otros datos inéditos que aporta el informe:

· La tasa de pobreza relativa en España pasaría del 20,7% hasta el 22,9%, lo que supone un millón de personas más por debajo de la línea de pobreza, estimada en 24 euros al día, hasta alcanzar los 10,9 millones de personas durante el 2020.

· El decil de personas más pobres en nuestro país perdería, proporcionalmente, hasta siete veces más renta que el decil más rico.

· Los ERTE pueden haber evitado que más de 710.000 personas hayan caído en la pobreza. La medida ha sido esencial para limitar el incremento de la pobreza y la desigualdad, con una reducción estimada de 1,17 puntos en el índice de desigualdad de Gini.

· El IMV tan sólo ha llegado, según el gobierno, a 160.000 de los 850.000 hogares previstos. De haberse implementado en su totalidad durante el segundo semestre del año, Oxfam Intermón estima que el IMV habría salvado de la pobreza a 277.000 personas y reducido la pobreza severa en 230.000 personas. El índice de Gini se habría reducido en 0,5 puntos.

· El informe destaca que, por comunidades autónomas, Baleares sería la más afectada (hasta un 19,6% más de personas en pobreza relativa) seguida por La Rioja y Navarra. En números absolutos, el mayor incremento de personas por debajo de la línea de pobreza relativa se produce en Andalucía, con más de 270 mil personas, seguido por la Comunidad de Madrid y Cataluña.

· El índice de pobreza entre la población migrante alcanzaría el 57%, frente al 22,9% de media del total de la población. En situación especialmente vulnerable quedan las 300.000 personas trabajadoras en situación administrativa irregular, cuyos empleos se concentran en sectores particularmente afectados por los cierres de actividad y que quedan totalmente desprotegidos de las medidas tomadas por el gobierno.
En España, el desempleo provocado por la pandemia es el principal generador de desigualdad y pobreza, debido a la caída de ingresos de los trabajadores y trabajadoras más precarios. Los sectores sometidos al cierre durante el año 2020 mantienen un salario anual que, de media, supone un 60% del salario mediano en España, mientras que aquellos sectores que han podido tele trabajar durante los cierres mantienen unos salarios un 140% superior al salario mediano.

Personas migrantes, jóvenes y mujeres son los colectivos más afectados por la desigualdad que ha provocado la pandemia, según Oxfam Intermón. Entre las personas jóvenes, esta desigualdad en los ingresos salariales aumentó 1,6 veces por encima del promedio, mientras que la tasa de desempleo llega al 55% entre las personas menores de 20 años. Las mujeres, por su parte, constituyen el 57% de todas las personas subempleadas y el 73% de las que trabajan a tiempo parcial. El incremento del desempleo también se dobla en los niveles educativos inferiores.

“Mujer joven, migrante, con bajos estudios y perteneciente a un colectivo racializado. Ese sería el perfil más vulnerable ante los efectos de la pandemia”, explica Franc Cortada. “Pero cualquiera de esas circunstancias por separado ya conlleva una situación más difícil que la media a la hora de defenderse de esta crisis”.
La ONG propone una serie de medidas para evitar este enraizamiento de la desigualdad en España. Entre ellas, políticas de empleo alternativas para sustituir a los ERTES, que incluyan una mejora del modelo productivo, apoyo a las empresas que garanticen empleo digno, y medidas que regulen la temporalidad, parcialidad, subcontratación o falsos autónomos y que protejan a los colectivos más vulnerables como trabajadoras domésticas y migrantes. También ampliar la cobertura del IMV, agilizando trámites y requisitos y con especial foco en la reducción de la pobreza infantil. Una reforma fiscal que recaude de forma más progresiva y que luche contra la evasión y la elusión fiscales y un uso de los fondos europeos para la recuperación con mirada transformadora y enfocada a reducir la desigualdad son otras de las medidas contra la desigualdad propuestas por Oxfam Intermón.

La pandemia en el mundo

En tan sólo nueve meses, las mil mayores fortunas del mundo ya habían recuperado las pérdidas económicas originadas por la pandemia de COVID-19, mientras que los al menos 200 millones de personas que según el cálculo del Banco Mundial podrían haber caído en la pobreza por la pandemia necesitarían más de una década para recuperarse de los impactos económicos de la crisis. Los datos proceden del informe internacional de Oxfam “El virus de la desigualdad”, también publicado hoy. Según Oxfam Intermón, si los gobiernos lograran reducir la desigualdad en el mundo en un 2% anualmente, conseguirían salvar de la pobreza a esos 200 millones adicionales en 3 años en lugar de en una década.

Desde el inicio de la pandemia, la fortuna de los 10 hombres más ricos del mundo ha aumentado en medio billón de dólares, una cifra que financiaría con creces una vacuna universal para la COVID-19 y que garantizaría que nadie cayese en la pobreza como resultado de la pandemia. Al mismo tiempo, la pandemia ha desencadenado la peor crisis laboral en más de 90 años, y cientos de millones de personas se encuentran subempleadas o sin trabajo.

El informe revela que la pandemia de COVID-19 tiene el potencial de aumentar la desigualdad económica en prácticamente todos los países del mundo al mismo tiempo, una situación sin precedentes desde que empezara a registrarse este tipo de datos hace más de un siglo.

La desigualdad se está cobrando vidas. En Brasil, las personas afrodescendientes tienen un 40% más de probabilidades de morir a causa de la COVID-19 que las personas blancas. En los Estados Unidos, si la tasa de mortalidad de las personas de origen latino y afroamericano hubiese sido la misma que la de las personas blancas, aproximadamente 22.000 personas negras y latinas aún seguirían con vida. Las zonas más pobres de países como España, Francia e India presentan tasas de infección y mortalidad más elevadas. En el caso de Inglaterra, las tasas de mortalidad de las regiones más pobres duplican a las de las zonas más ricas.

“La lucha contra la desigualdad debe ser un elemento fundamental del rescate económico y los esfuerzos de recuperación”, dice Franc Cortada. “Los Gobiernos mundiales deben garantizar un acceso universal a las vacunas contra la COVID-19 y a prestaciones por desempleo para las personas que pierdan su trabajo. Deben invertir en servicios públicos y sectores con bajas emisiones de carbono para crear millones de empleos nuevos; asegurar el acceso del conjunto de la población a servicios de salud, atención social y educación de calidad. Para ello, deben garantizar que las personas y empresas más ricas paguen los impuestos que en justicia les corresponden”.

Notas para la edición:

Hay portavoces disponibles para entrevistas. Vídeos con declaraciones de Lara Contreras, responsable de Contenidos e Incidencia de Oxfam Intermón.

Tabla de incremento de la pobreza y desigualdad por CCAA.

Las estimaciones sobre España proceden del informe Superar la pandemia y reducir la desigualdad. Aquí puede consultar el informe, el resumen ejecutivo y la nota metodológica.

Las estimaciones internacionales del informe El virus de la desigualdad, que se publica hoy, día en el que comienzan los "Diálogos de Davos" del Foro Económico Mundial. Aquí puede consultar el informe el resumen ejecutivo y la nota metodológica

Oxfam Intermón realizó un primer informe sobre la evolución de la pobreza y la desigualdad debida a la pandemia el pasado mes de junio.

Contacto de prensa:


María José Agejas

+34 638 24 26 72

Mjagejas@oxfamintermon.org

María Herranz

+34 628 46 07 82

Mherranz@oxfamiintermon.org



Día de diálogo con los judíos: "Somos semitas espiritualmente" - Vatican News


18/01/2021 

"Tenemos que preguntarnos por la penetración real de las enseñanzas del Concilio en nuestras comunidades", subraya Mons. Ambrogio Spreafico, presidente de la Comisión Episcopal Italiana para el Ecumenismo y el Diálogo con el Judaísmo. Este domingo 17 de enero se celebra el 32º Día para la profundización y el desarrollo del diálogo entre católicos y judíos, que también marca el 5º aniversario de la visita del Papa Francisco a la Gran Sinagoga de Roma.

"Este proceso de comprensión y diálogo debe ser recibido y convertirse en una cultura, es decir, una forma de pensar, hablar, escribir y vivir", subraya el obispo de Frosinone-Veroli-Ferentino. Ante el micrófono de Radio Vaticana Italia, Mons. Spreafico, en primer lugar, elaboró ​​una evaluación actualizada del camino común.

Lea el artículo: Día de diálogo con los judíos: “Somos semitas espiritualmente” - Vatican News, Fabio Colagrande, Vatican News, 16/01/21

lunes, 25 de enero de 2021

Día Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas - 8 de febrero 2021: Economía sin trata de personas

 



La Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas 2021 pone de relieve una de las principales causas de la trata de personas: el modelo económico dominante, cuyos límites y contradicciones se ven agravados por la pandemia de COVID-19.

 La trata de personas es parte integrante de "esta economía": las personas que son víctimas de la trata como "mercancías" se insertan en los engranajes de una globalización regida por la especulación financiera y la competencia "por debajo del costo". Por tanto, se necesita una visión "estructural y global" de la trata para desmantelar todos esos mecanismos perversos que alimentan la oferta y la demanda de "personas para ser explotadas", porque es el corazón de toda la economía el que está enfermo.

 Un aforismo atribuido a Oscar Wilde afirma que el cínico es el que conoce el precio de todo y el valor de nada, pues esta economía parece estar dominada por el cinismo: con referencia a bienes, servicios y personas, no solo el mercado hace el precio, sino aún más dramático, es el precio que determina el valor. La propia empresa es víctima de esta lógica, cada vez más valorada por el precio de sus acciones en los mercados financieros y no por el valor añadido que genera su capital humano. 

La trata es, por tanto, la punta del iceberg, el espejo de aumento de un malestar debido a un neoliberalismo imperante basado en una (falsa) idea de libertad económica en la que toda instancia ética, social y política resulta ajena y de obstáculo.

 Por el contrario, una economía sin trata es una economía que valora y se preocupa por el ser humano y la naturaleza, que incluye y no explota a los más vulnerables. 

En esta perspectiva, el Comité Internacional de la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata de personas participa en "La economía de Francisco": el gran movimiento de jóvenes economistas, emprendedores y agentes de cambio de todo el mundo convocados por el Papa Francisco para compartir ideas y proyectar iniciativas para la promoción de un desarrollo humano integral y sostenible, en el espíritu de Francisco.

 Algunos datos económicos 

● 150.200 millones de dólares son las ganancias anuales derivadas de la trata en el mundo, dos tercios de las cuales provienen de la explotación sexual.

 1 ● 21. 800 dólares son las ganancias anuales por víctima de trata con fines de explotación sexual, 4.800 en los sectores de construcción, manufactura, minería y servicios públicos, 2.500 en agricultura, 2.300 en trabajo doméstico.

 2 ● 34.800 dólares son las ganancias anuales por víctima de trata en economías avanzadas, 15.000 dólares en Medio Oriente, 7.500 en América Latina y el Caribe, 5.000 en Asia Pacífico, 3.900 en África. 

3 ● El 50% de los trabajadores explotados realizan trabajo forzoso para compensar una deuda (peonaje). 

4 ● 337.462 euros es el coste económico, social y humano de cada víctima de la trata en Europa (UE27) en 2016 (últimos datos disponibles). 

5 ● 200.000 dólares es el retorno económico de un trasplante de órganos en Europa Occidental contra un pago de 10.000 dólares a un "donante" que vive en extrema pobreza en Centroamérica.

 

“LA ECONOMÍA DE FRANCISCO - LOS JÓVENES, UN PACTO, EL FUTURO”

 ENCUENTRO INTERNACIONAL EN LÍNEA:

“LA ECONOMÍA DE FRANCISCO - LOS JÓVENES, UN PACTO, EL FUTURO”
[Basílica de San Francisco de Asís, 19-21 de noviembre de 2020]

VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Sábado, 21 de noviembre de 2020

[Multimedia]


 

Queridos jóvenes, buenas tardes.

Gracias por estar allí, por todo lo que trabajaron y se comprometieron estos meses a pesar de los cambios en el programa; lejos de desanimarse supe del nivel de reflexión, calidad, seriedad y responsabilidad con que trabajaron: no dejaron afuera nada de lo que les alegra, preocupa, indigna y moviliza a cambiar.

La idea original era encontrarnos en Asís para inspirarnos en las huellas de san Francisco. Desde el Crucifijo de San Damián y desde otros rostros —como el del leproso— el Señor le salió al encuentro, lo convocó y lo envió con una misión; lo despojó de los ídolos que lo aislaban, de las perplejidades que lo paralizaban y encerraban en la habitual flojera del “siempre se hizo así” —esta es una debilidad— o de la tristeza dulzona e insatisfecha de los que viven sólo para sí, para regalarle la capacidad de entonar un canto de alabanza, signo de alegría, libertad y entrega. Por eso para mí este encuentro virtual en Asís no es un punto de llegada sino el puntapié inicial de un proceso que estamos invitados a vivir como vocación, como cultura y como pacto. Como vocacióncultura y pacto.

La vocación de Asís

«Ve, Francisco, repara mi casa que, como ves está en ruinas». Estas fueron las palabras que movilizaron al joven Francisco y que se vuelven un llamado especial para cada uno de nosotros. Cuando se sienten convocados, involucrados y protagonistas de la “normalidad” a construir, ustedes saben decir “sí”, y eso da esperanza. Sé que aceptaron esta convocatoria de forma inmediata porque son capaces de ver, analizar y experimentar que, así como vamos, no podemos seguir, lo mostró claramente el nivel de adhesión, inscripción y participación a este pacto, que ha ido más allá de las capacidades. Ustedes manifiestan una sensibilidad e inquietud especial para identificar los aspectos cruciales que nos reclaman. Lo hicieron desde una perspectiva particular: la economía, que es su ámbito de investigación, estudio y trabajo. Saben que apremia otra narración económica, se necesita asumir responsablemente que «el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista»[1] y golpea principalmente a nuestra hermana tierra, tan gravemente maltratada y expoliada, y a los más pobres y excluidos. Van unidos: tú espolias la tierra y habrá muchos pobres excluidos. Ellos son los primeros afectados… e incluso, los primeros olvidados.

Pero cuidado con dejarse convencer de que esto sea sólo un recurrente lugar común. Ustedes son mucho más que un “rumor” superficial y pasajero que se adormece y narcotiza con el tiempo. Si no queremos que esto pase, están llamados a incidir concretamente en vuestras ciudades y universidades, trabajos y sindicatos, emprendimientos y movimientos, cargos públicos y privados con inteligencia, empeño y convicción para llegar al núcleo y al corazón donde se gestan y deciden los relatos y paradigmas[2]. Esto me movilizó a invitarlos a realizar este pacto. La gravedad de la situación actual, que la pandemia de Covid puso aún más en evidencia, exige una responsable toma de conciencia de todos los actores sociales, de todos nosotros, entre los que ustedes tienen un papel primordial: las consecuencias de nuestras acciones y decisiones los afectarán en primera persona, por tanto, no pueden quedarse afuera de la gestación no ya de vuestro futuro sino de vuestro presente. No pueden permanecer fuera de donde se gesta el presente y el futuro. O están involucrados o la historia los aventajará.

Una nueva cultura

Necesitamos un cambio, queremos un cambio, buscamos un cambio[3]. El problema surge cuando nos damos cuenta de que para muchas de las dificultades que nos acucian no contamos con respuestas suficientes e inclusivas; es más, padecemos de una fragmentación en los diagnósticos y análisis que terminan por paralizar toda posible solución. Básicamente nos falta la cultura necesaria que posibilite y estimule la puesta en marcha de miradas distintas plasmadas en un tipo de pensamiento, de política, de programas educativos e, incluso, de una espiritualidad que no se deje encerrar por una única lógica dominante[4]. Si bien urge encontrar respuestas, es imperioso fomentar y alentar liderazgos capaces de gestar cultura, iniciar procesos —no se olviden de esta palabra: iniciar procesos—, marcar caminos, ampliar horizontes, crear pertenencias… toda búsqueda de administrar, cuidar y mejorar nuestra casa común —si quiere ser significativa— reclama cambios en «los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, en las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad»[5]. Sin realizar esto, no harán nada.

Necesitamos liderazgos comunitarios e institucionales que puedan asumir los problemas sin quedar prisioneros de estos y de las propias insatisfacciones y así desafiar el sometimiento —tantas veces inconsciente— a ciertas lógicas (ideológicas) que terminan por justificar y paralizar toda acción ante las injusticias. Recordemos, por ejemplo, como bien señaló Benedicto XVI, que el hambre «no depende tanto de la escasez material, cuanto de la insuficiencia de recursos sociales, el más importante de los cuales es de tipo institucional»[6]. Si son capaces capaz de resolver esto, tendrán el camino abierto para el futuro. Repito el pensamiento del papa Benedicto: el hambre no depende tanto de la escasez material, cuanto de la insuficiencia de recursos sociales, el más importante de los cuales es de tipo institucional.

La crisis social y económica que muchos padecen en carne propia y que está hipotecando el presente y el futuro en el abandono y la exclusión de tantos niños, adolescentes y familias enteras no tolera que privilegiemos los intereses sectoriales por encima del bien común. Debemos volver en cierta media a la mística del bien común. En ese sentido, permítanme resaltar un ejercicio que experimentaron como metodología para una sana y revolucionaria resolución de conflictos. Durante estos meses compartieron diversas reflexiones y marcos teóricos valiosos. Tuvieron la capacidad de encontrarse en doce ejes —las “aldeas”, así los llaman ustedes—: doce temáticas para debatir, discutir y encontrar caminos posibles. Vivieron la tan necesaria cultura del encuentro, que es lo opuesto a la cultura del descarte, que está de moda. Y esta cultura de encuentro propicia que muchas voces puedan sentarse en una misma mesa para dialogar, pensar, discutir y crear desde una perspectiva poliédrica, las diversas dimensiones y respuestas a los problemas globales que afectan a nuestros pueblos y democracias[7]. ¡Qué difícil es avanzar hacia soluciones reales cuando se desprestigió, calumnió y descontextualizó al interlocutor que no piensa como nosotros! Este descreditar, calumniar o descontextualizar al interlocutor que no piensa como nosotros es una forma de defenderse cobardemente de las decisiones que tendría que tomar para resolver tantos problemas. Nunca nos olvidemos de que «el todo es superior a la parte, y también es más que la mera suma de ellas»[8], y de que «la mera suma de los intereses individuales no es capaz de generar un mundo mejor para toda la humanidad»[9].

Este ejercicio de encontrarse más allá de todas las legítimas diferencias es el paso fundamental para cualquier transformación que ayude a la gestación de una nueva mentalidad cultural y, por tanto, económica, política y social; porque no será posible comprometerse con grandes cosas sólo desde una perspectiva teórica o individual sin una mística que los anime, sin unos móviles interiores que den sentido, sin una pertenencia y un arraigo que dé aliento a la acción personal y comunitaria[10].

Así el futuro será un tiempo especial donde nos sintamos convocados a reconocer la urgencia y la hermosura del desafío que se presenta. Un tiempo que nos recuerda que no estamos condenados a modelos económicos que centren su interés inmediato en las ganancias como patrón de medida y en la búsqueda de políticas públicas afines que ignoran el costo humano, social y ambiental de las mismas[11]. Como si contáramos con una disponibilidad absoluta, infinita o neutra de los recursos. No, no estamos forzados a seguir admitiendo y tolerando silenciosamente con nuestras prácticas «que unos se sientan más humanos que otros, como si hubieran nacido con mayores derechos»[12] o privilegios para el goce garantido de determinados recursos y servicios fundamentales[13]. Tampoco alcanza concentrarse y buscar paliativos en el tercer sector o en modelos filantrópicos. Si bien su labor es crucial, no siempre son capaces de asumir estructuralmente los actuales desajustes que afectan a los más excluidos y perpetúan, sin querer, las injusticias que pretenden revertir. Porque no se trata solo o exclusivamente de socorrer las necesidades más básicas de nuestros hermanos. Es necesario asumir estructuralmente que los pobres tienen la dignidad suficiente para sentarse en nuestros encuentros, participar de nuestras discusiones y llevar el pan a sus mesas.  Y esto es mucho más que asistencialismo. Estamos hablando de una conversión y transformación de nuestras prioridades y del lugar del otro en nuestras políticas y en el orden social.

En pleno siglo XXI «ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está fuera»[14]. Pongan cuidado a esto: con la exclusión queda dañada, en su misma raíz, la pertenencia a la sociedad en la que se vive, desde el momento en que ya no se está en los suburbios, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera de ella. Es la cultura del descarte, que no sólo descarta, sino que obliga a vivir en el propio descarte, que deja invisibles tras el muro de la indiferencia y del confort.

Recuerdo la primera vez que vi un barrio cerrado. No sabía que existían. Fue en 1970. Tuve que ir a visitar algunos noviciados de la Compañía, y llegué a un país y, luego, pasando por la ciudad, me dijeron: “No, por ahí no se puede ir, porque es un barrio cerrado”. En el interior había muros, y dentro estaban las casas, las calles, pero cerrado: es decir, un barrio que vivía en la indiferencia. Me impresionó mucho ver esto. Pero después esto ha aumentado, aumentado..., y estaba en todas partes. Pero te pregunto: ¿Tu corazón es como un barrio cerrado?

El pacto de Asís

No podemos permitirnos seguir postergando algunas cuestiones. Esta enorme e inaplazable tarea exige un compromiso generoso en el ámbito cultural, en la formación académica y en la investigación científica, sin perdernos en modas intelectuales o poses ideológicas —que son islas—, que nos aíslen de la vida y del sufrimiento concreto de la gente[15]. Es tiempo, queridos jóvenes economistas, emprendedores, trabajadores y empresarios, de arriesgarse a propiciar y estimular modelos de desarrollo, progreso y sustentabilidad donde las personas, pero especialmente los excluidos —en los que incluyo la hermana tierra— dejen de ser, en el mejor de los casos, una presencia meramente nominal, técnica o funcional para transformarse en protagonistas de sus vidas como del entero entramado social.

Esto no es algo nominal: están los pobres, los excluidos... No, no: que esa presencia no sea nominal, ni técnica, ni funcional, no. Es hora de que se conviertan en protagonistas de su vida y de todo el tejido social. No pensemos por ellos, pensemos con ellos. Recuerden el legado de la Ilustración, de las elites iluminadas. Todo por el pueblo, nada con el pueblo. Y eso no es bueno. No pensamos por ellos, pensamos con ellos. Y desde ellos aprendamos a dar el paso a modelos económicos que nos beneficiarán a todos porque el eje estructurante y decisional será determinado por el desarrollo humano integral, tan bien desarrollado por la doctrina social de la Iglesia. La política y la economía no deben «someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida humana»[16]. Sin esta centralidad y direccionalidad quedaremos presos de una circularidad alienante que lo único que perpetuará será dinámicas de degrado, exclusión, violencia y polarización: «La producción, al fin y al cabo, no tiene otra razón de ser que el servicio a la persona. Si existe, es para reducir las desigualdades, combatir las discriminaciones, librar de la esclavitud. […] No basta aumentar la riqueza común para que sea repartida equitativamente —no, no es suficiente esto—, no basta promover la técnica para que la tierra sea más habitable»[17]. Tampoco esto es suficiente.

La perspectiva del desarrollo humano integral es una buena noticia a profetizar y efectivizar —y estos no son sueños: este es el camino— una buena noticia de profetizar y de efectivizar, porque nos propone reencontrarnos como humanidad en lo mejor de nosotros mismos: el sueño de Dios de aprender a hacernos cargo del hermano y del hermano más vulnerable (cf. Gn 4,9). «La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre —la medida de la humanidad—. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad»[18]; grandeza que debe encarnarse también en nuestras decisiones y modelos económicos.

Cuánto bien hace dejar resonar las palabras de san Pablo VI, cuando buscando que el mensaje evangélico permeara y guiara todas las realidades humanas escribía: «El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre —a todos los hombres y a todo el hombre—. […] Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera»[19].

En este sentido, muchos de ustedes tendrán la posibilidad de actuar e incidir en decisiones macroeconómicas donde se juega el destino de muchas naciones. Estos escenarios también necesitan de personas preparadas, «mansas como palomas y astutas como serpientes» (Mt 10,16), capaces de «velar por el desarrollo sustentable de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia»[20]. Los sistemas de crédito son por sí solos un camino hacia la pobreza y la dependencia. Este legítimo clamor requiere suscitar y acompañar un modelo de solidaridad internacional que reconozca y respete la interdependencia entre las naciones y favorezca los mecanismos de control capaces de evitar todo tipo de sometimiento, así como velar por la promoción especialmente de los países sumergidos y emergentes; cada pueblo está llamado a volverse artífice de su destino y del mundo entero[21].

***

Queridos jóvenes: «Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos»[22]. Un futuro imprevisible ya está en gestación; cada uno de ustedes, desde su lugar de acción y decisión puede aportar mucho; no elijan los atajos que seducen y les impiden mezclarse para ser levadura allí donde se encuentran (cf. Lc 13,20-21). Nada de atajos, levadura, ensuciarse las manos. Pasada la crisis sanitaria en la que nos encontramos, la peor reacción sería de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta. No se olviden que de una crisis no se sale igual: salimos mejor o peor. Alimentemos lo bueno, aprovechemos la oportunidad y pongámonos todos al servicio del bien común. Ojalá que al final ya no estén “los otros”, sino aprendamos a desarrollar un estilo de vida capaz de decir “nosotros”[23]. Pero un “nosotros” grande, no un “nosotros” pequeño y después “los demás”, no; esto no va.

La historia nos enseña que no hay sistemas ni crisis que hayan podido anular por completo la capacidad, el ingenio y la creatividad que Dios sigue alentando en los corazones. Con dedicación y fidelidad a vuestros pueblos, a vuestro presente y a vuestro futuro, ustedes pueden unirse a otros para tejer una nueva manera de forjar la historia. No teman involucrarse y tocar el alma de las ciudades con la mirada de Jesús; no teman habitar sin miedo los conflictos y encrucijadas de la historia para ungirlos con el aroma de las bienaventuranzas. No teman, porque nadie se salva solo. Nadie se salva solo. A ustedes jóvenes provenientes de 115 países, los invito a reconocer que nos necesitamos para gestar esta cultura económica capaz de «hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros, a crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos, e inspire a los jóvenes —a todos los jóvenes, sin excepción— la visión de un futuro lleno de la alegría del Evangelio»[24]. Gracias.

Enlazate por la Justicia. Dia de la Tierra

Entrevista Carlos Andrés Sergio Bresciani Lecannelier nació en Santiago de Chile en 1972, entró a la Compañía de Jesús en 1993 y se ordenó ...