Publicado el 29 de de junio de 2019 por Begoña Iñarra
Arzobispo Ivan Jurkovič, observador permanente de las Naciones Unidas con la Santa Sede
"Nuestra lucha conjunta" contra la trata de personas, "el flagelo de los tiempos modernos, se debe acelerar, a nivel local e internacional, no sólo por hacer frente a los síntomas sino también las causas subyacentes", dijo el Obispo Ivan Jurkovič, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra.
Arzobispo Jurkovič habló en la 41ª Sesión del Consejo de Derechos Humanos sobre la trata de personas 27 de junio de 2019, en Ginebra.
Sobrevivientes de la trata, añadió, "deben ser cuidadosamente protegidos y reinsertados en la sociedad", con una garantía de "acceso a la protección social, la educación, las oportunidades de empleo, cuidado de la salud el sistema de justicia y la salud ".
"Los esfuerzos mundiales para alcanzar los objetivos de poner fin a todas las formas de esclavitud en 2030 son demasiado descoordinados" y se deben de aumentar, dijo el observador permanente.
A menudo, explicó, "los sobrevivientes del tráfico tienden a descuidarse, porque al ser rechazado, castigado o incluso utilizado como cabezas de turco, se sienten como si el degradante, ellos tuvieran en realidad su culpa ".
"Corresponde al Estado para romper la indiferencia y establecer o mejorar los programas de protección y mecanismos, rehabilitación y reinserción de las víctimas de la trata", dijo el arzobispo Jurkovič.
"Esta enorme tarea que requiere valor, paciencia y perseverancia, requiere un esfuerzo común y global por los diferentes actores de la sociedad, el arzobispo Jurkovič subrayó, citando a Francisco Iglesias también debe desempeñar un papel en este sentido. "
El Observador Permanente citó el ejemplo del trabajo de los migrantes y refugiados Sección del dicasterio para el desarrollo humano integral que ha emitido recientemente directrices titulado "Orientaciones Pastorales sobre la trata de personas" "diseñado para evitar que las personas vulnerables puedan caer en la trampa de la esclavitud, para liberar a los que ya están, de acosar a los criminales y reintegrar a las víctimas en la sociedad para evitar el riesgo de volver a ser utilizada como tráfico humano".
Es "nuestro deber ético, concluyó el arzobispo Jurkovič" hacer oír nuestra voz en nombre de las víctimas y asociar nuestras palabras con acciones concretas para desmantelar el tráfico, para dejar atrás la humillación y el sufrimiento y dar a todos la oportunidad de llevar una vida digna ".
28 de junio de 2019 DERECHOS HUMANOS , ORGANIZACIONES INTERNACIONALES , ROMA .
MARINA DROUJININA DERECHOS HUMANOS , ORGANIZACIONES INTERNACIONALES , ROME
