miércoles, 27 de enero de 2021

Informe de Oxfam&Intermon



La pobreza severa podría aumentar en España en casi 800.000 personas y llegar a 5,1 millones, disparada por la COVID-19

 Las personas más pobres en nuestro país habrían perdido, proporcionalmente, hasta siete veces más renta que las más ricas

A nivel mundial, las mil mayores fortunas ya se han recuperado, mientras que a las personas más pobres les llevará una década hacerlo

Oxfam Intermón destaca que los ERTE habrían evitado que más de 710.000 personas caigan en la pobreza y pide más políticas públicas contra la desigualdad

25/01/2021

790.000 personas habrían caído en la pobreza severa en España debido a la COVID-19, según el informe anual de desigualdad que publica la ONG Oxfam Intermón con motivo del Foro de Davos. El total de personas en esta situación, que son las que viven con menos del equivalente a 16 euros al día, podría alcanzar la cifra de 5,1 millones de personas, lo que supone un aumento desde el 9,2% registrado antes de la pandemia hasta el 10,86%.

“Los datos demuestran cómo la pandemia se ha cebado con las personas más vulnerables”, dice Franc Cortada, director de Oxfam Intermón. “Sin una respuesta adecuada, hay un grave riesgo de que la salida de la crisis profundice y eternice las desigualdades en España, empobreciendo a las personas más pobres mientras las más ricas se recuperan a paso firme. El mensaje más importante en este sentido es que las políticas públicas pueden servir para cambiar esta situación, como lo demuestran los ERTE y otras medidas como el Ingreso Mínimo Vital, aunque éste necesita mejoras urgentes en su puesta en práctica”.

Otros datos inéditos que aporta el informe:

· La tasa de pobreza relativa en España pasaría del 20,7% hasta el 22,9%, lo que supone un millón de personas más por debajo de la línea de pobreza, estimada en 24 euros al día, hasta alcanzar los 10,9 millones de personas durante el 2020.

· El decil de personas más pobres en nuestro país perdería, proporcionalmente, hasta siete veces más renta que el decil más rico.

· Los ERTE pueden haber evitado que más de 710.000 personas hayan caído en la pobreza. La medida ha sido esencial para limitar el incremento de la pobreza y la desigualdad, con una reducción estimada de 1,17 puntos en el índice de desigualdad de Gini.

· El IMV tan sólo ha llegado, según el gobierno, a 160.000 de los 850.000 hogares previstos. De haberse implementado en su totalidad durante el segundo semestre del año, Oxfam Intermón estima que el IMV habría salvado de la pobreza a 277.000 personas y reducido la pobreza severa en 230.000 personas. El índice de Gini se habría reducido en 0,5 puntos.

· El informe destaca que, por comunidades autónomas, Baleares sería la más afectada (hasta un 19,6% más de personas en pobreza relativa) seguida por La Rioja y Navarra. En números absolutos, el mayor incremento de personas por debajo de la línea de pobreza relativa se produce en Andalucía, con más de 270 mil personas, seguido por la Comunidad de Madrid y Cataluña.

· El índice de pobreza entre la población migrante alcanzaría el 57%, frente al 22,9% de media del total de la población. En situación especialmente vulnerable quedan las 300.000 personas trabajadoras en situación administrativa irregular, cuyos empleos se concentran en sectores particularmente afectados por los cierres de actividad y que quedan totalmente desprotegidos de las medidas tomadas por el gobierno.
En España, el desempleo provocado por la pandemia es el principal generador de desigualdad y pobreza, debido a la caída de ingresos de los trabajadores y trabajadoras más precarios. Los sectores sometidos al cierre durante el año 2020 mantienen un salario anual que, de media, supone un 60% del salario mediano en España, mientras que aquellos sectores que han podido tele trabajar durante los cierres mantienen unos salarios un 140% superior al salario mediano.

Personas migrantes, jóvenes y mujeres son los colectivos más afectados por la desigualdad que ha provocado la pandemia, según Oxfam Intermón. Entre las personas jóvenes, esta desigualdad en los ingresos salariales aumentó 1,6 veces por encima del promedio, mientras que la tasa de desempleo llega al 55% entre las personas menores de 20 años. Las mujeres, por su parte, constituyen el 57% de todas las personas subempleadas y el 73% de las que trabajan a tiempo parcial. El incremento del desempleo también se dobla en los niveles educativos inferiores.

“Mujer joven, migrante, con bajos estudios y perteneciente a un colectivo racializado. Ese sería el perfil más vulnerable ante los efectos de la pandemia”, explica Franc Cortada. “Pero cualquiera de esas circunstancias por separado ya conlleva una situación más difícil que la media a la hora de defenderse de esta crisis”.
La ONG propone una serie de medidas para evitar este enraizamiento de la desigualdad en España. Entre ellas, políticas de empleo alternativas para sustituir a los ERTES, que incluyan una mejora del modelo productivo, apoyo a las empresas que garanticen empleo digno, y medidas que regulen la temporalidad, parcialidad, subcontratación o falsos autónomos y que protejan a los colectivos más vulnerables como trabajadoras domésticas y migrantes. También ampliar la cobertura del IMV, agilizando trámites y requisitos y con especial foco en la reducción de la pobreza infantil. Una reforma fiscal que recaude de forma más progresiva y que luche contra la evasión y la elusión fiscales y un uso de los fondos europeos para la recuperación con mirada transformadora y enfocada a reducir la desigualdad son otras de las medidas contra la desigualdad propuestas por Oxfam Intermón.

La pandemia en el mundo

En tan sólo nueve meses, las mil mayores fortunas del mundo ya habían recuperado las pérdidas económicas originadas por la pandemia de COVID-19, mientras que los al menos 200 millones de personas que según el cálculo del Banco Mundial podrían haber caído en la pobreza por la pandemia necesitarían más de una década para recuperarse de los impactos económicos de la crisis. Los datos proceden del informe internacional de Oxfam “El virus de la desigualdad”, también publicado hoy. Según Oxfam Intermón, si los gobiernos lograran reducir la desigualdad en el mundo en un 2% anualmente, conseguirían salvar de la pobreza a esos 200 millones adicionales en 3 años en lugar de en una década.

Desde el inicio de la pandemia, la fortuna de los 10 hombres más ricos del mundo ha aumentado en medio billón de dólares, una cifra que financiaría con creces una vacuna universal para la COVID-19 y que garantizaría que nadie cayese en la pobreza como resultado de la pandemia. Al mismo tiempo, la pandemia ha desencadenado la peor crisis laboral en más de 90 años, y cientos de millones de personas se encuentran subempleadas o sin trabajo.

El informe revela que la pandemia de COVID-19 tiene el potencial de aumentar la desigualdad económica en prácticamente todos los países del mundo al mismo tiempo, una situación sin precedentes desde que empezara a registrarse este tipo de datos hace más de un siglo.

La desigualdad se está cobrando vidas. En Brasil, las personas afrodescendientes tienen un 40% más de probabilidades de morir a causa de la COVID-19 que las personas blancas. En los Estados Unidos, si la tasa de mortalidad de las personas de origen latino y afroamericano hubiese sido la misma que la de las personas blancas, aproximadamente 22.000 personas negras y latinas aún seguirían con vida. Las zonas más pobres de países como España, Francia e India presentan tasas de infección y mortalidad más elevadas. En el caso de Inglaterra, las tasas de mortalidad de las regiones más pobres duplican a las de las zonas más ricas.

“La lucha contra la desigualdad debe ser un elemento fundamental del rescate económico y los esfuerzos de recuperación”, dice Franc Cortada. “Los Gobiernos mundiales deben garantizar un acceso universal a las vacunas contra la COVID-19 y a prestaciones por desempleo para las personas que pierdan su trabajo. Deben invertir en servicios públicos y sectores con bajas emisiones de carbono para crear millones de empleos nuevos; asegurar el acceso del conjunto de la población a servicios de salud, atención social y educación de calidad. Para ello, deben garantizar que las personas y empresas más ricas paguen los impuestos que en justicia les corresponden”.

Notas para la edición:

Hay portavoces disponibles para entrevistas. Vídeos con declaraciones de Lara Contreras, responsable de Contenidos e Incidencia de Oxfam Intermón.

Tabla de incremento de la pobreza y desigualdad por CCAA.

Las estimaciones sobre España proceden del informe Superar la pandemia y reducir la desigualdad. Aquí puede consultar el informe, el resumen ejecutivo y la nota metodológica.

Las estimaciones internacionales del informe El virus de la desigualdad, que se publica hoy, día en el que comienzan los "Diálogos de Davos" del Foro Económico Mundial. Aquí puede consultar el informe el resumen ejecutivo y la nota metodológica

Oxfam Intermón realizó un primer informe sobre la evolución de la pobreza y la desigualdad debida a la pandemia el pasado mes de junio.

Contacto de prensa:


María José Agejas

+34 638 24 26 72

Mjagejas@oxfamintermon.org

María Herranz

+34 628 46 07 82

Mherranz@oxfamiintermon.org



Día de diálogo con los judíos: "Somos semitas espiritualmente" - Vatican News


18/01/2021 

"Tenemos que preguntarnos por la penetración real de las enseñanzas del Concilio en nuestras comunidades", subraya Mons. Ambrogio Spreafico, presidente de la Comisión Episcopal Italiana para el Ecumenismo y el Diálogo con el Judaísmo. Este domingo 17 de enero se celebra el 32º Día para la profundización y el desarrollo del diálogo entre católicos y judíos, que también marca el 5º aniversario de la visita del Papa Francisco a la Gran Sinagoga de Roma.

"Este proceso de comprensión y diálogo debe ser recibido y convertirse en una cultura, es decir, una forma de pensar, hablar, escribir y vivir", subraya el obispo de Frosinone-Veroli-Ferentino. Ante el micrófono de Radio Vaticana Italia, Mons. Spreafico, en primer lugar, elaboró ​​una evaluación actualizada del camino común.

Lea el artículo: Día de diálogo con los judíos: “Somos semitas espiritualmente” - Vatican News, Fabio Colagrande, Vatican News, 16/01/21

lunes, 25 de enero de 2021

Día Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas - 8 de febrero 2021: Economía sin trata de personas

 



La Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas 2021 pone de relieve una de las principales causas de la trata de personas: el modelo económico dominante, cuyos límites y contradicciones se ven agravados por la pandemia de COVID-19.

 La trata de personas es parte integrante de "esta economía": las personas que son víctimas de la trata como "mercancías" se insertan en los engranajes de una globalización regida por la especulación financiera y la competencia "por debajo del costo". Por tanto, se necesita una visión "estructural y global" de la trata para desmantelar todos esos mecanismos perversos que alimentan la oferta y la demanda de "personas para ser explotadas", porque es el corazón de toda la economía el que está enfermo.

 Un aforismo atribuido a Oscar Wilde afirma que el cínico es el que conoce el precio de todo y el valor de nada, pues esta economía parece estar dominada por el cinismo: con referencia a bienes, servicios y personas, no solo el mercado hace el precio, sino aún más dramático, es el precio que determina el valor. La propia empresa es víctima de esta lógica, cada vez más valorada por el precio de sus acciones en los mercados financieros y no por el valor añadido que genera su capital humano. 

La trata es, por tanto, la punta del iceberg, el espejo de aumento de un malestar debido a un neoliberalismo imperante basado en una (falsa) idea de libertad económica en la que toda instancia ética, social y política resulta ajena y de obstáculo.

 Por el contrario, una economía sin trata es una economía que valora y se preocupa por el ser humano y la naturaleza, que incluye y no explota a los más vulnerables. 

En esta perspectiva, el Comité Internacional de la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata de personas participa en "La economía de Francisco": el gran movimiento de jóvenes economistas, emprendedores y agentes de cambio de todo el mundo convocados por el Papa Francisco para compartir ideas y proyectar iniciativas para la promoción de un desarrollo humano integral y sostenible, en el espíritu de Francisco.

 Algunos datos económicos 

● 150.200 millones de dólares son las ganancias anuales derivadas de la trata en el mundo, dos tercios de las cuales provienen de la explotación sexual.

 1 ● 21. 800 dólares son las ganancias anuales por víctima de trata con fines de explotación sexual, 4.800 en los sectores de construcción, manufactura, minería y servicios públicos, 2.500 en agricultura, 2.300 en trabajo doméstico.

 2 ● 34.800 dólares son las ganancias anuales por víctima de trata en economías avanzadas, 15.000 dólares en Medio Oriente, 7.500 en América Latina y el Caribe, 5.000 en Asia Pacífico, 3.900 en África. 

3 ● El 50% de los trabajadores explotados realizan trabajo forzoso para compensar una deuda (peonaje). 

4 ● 337.462 euros es el coste económico, social y humano de cada víctima de la trata en Europa (UE27) en 2016 (últimos datos disponibles). 

5 ● 200.000 dólares es el retorno económico de un trasplante de órganos en Europa Occidental contra un pago de 10.000 dólares a un "donante" que vive en extrema pobreza en Centroamérica.

 

“LA ECONOMÍA DE FRANCISCO - LOS JÓVENES, UN PACTO, EL FUTURO”

 ENCUENTRO INTERNACIONAL EN LÍNEA:

“LA ECONOMÍA DE FRANCISCO - LOS JÓVENES, UN PACTO, EL FUTURO”
[Basílica de San Francisco de Asís, 19-21 de noviembre de 2020]

VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Sábado, 21 de noviembre de 2020

[Multimedia]


 

Queridos jóvenes, buenas tardes.

Gracias por estar allí, por todo lo que trabajaron y se comprometieron estos meses a pesar de los cambios en el programa; lejos de desanimarse supe del nivel de reflexión, calidad, seriedad y responsabilidad con que trabajaron: no dejaron afuera nada de lo que les alegra, preocupa, indigna y moviliza a cambiar.

La idea original era encontrarnos en Asís para inspirarnos en las huellas de san Francisco. Desde el Crucifijo de San Damián y desde otros rostros —como el del leproso— el Señor le salió al encuentro, lo convocó y lo envió con una misión; lo despojó de los ídolos que lo aislaban, de las perplejidades que lo paralizaban y encerraban en la habitual flojera del “siempre se hizo así” —esta es una debilidad— o de la tristeza dulzona e insatisfecha de los que viven sólo para sí, para regalarle la capacidad de entonar un canto de alabanza, signo de alegría, libertad y entrega. Por eso para mí este encuentro virtual en Asís no es un punto de llegada sino el puntapié inicial de un proceso que estamos invitados a vivir como vocación, como cultura y como pacto. Como vocacióncultura y pacto.

La vocación de Asís

«Ve, Francisco, repara mi casa que, como ves está en ruinas». Estas fueron las palabras que movilizaron al joven Francisco y que se vuelven un llamado especial para cada uno de nosotros. Cuando se sienten convocados, involucrados y protagonistas de la “normalidad” a construir, ustedes saben decir “sí”, y eso da esperanza. Sé que aceptaron esta convocatoria de forma inmediata porque son capaces de ver, analizar y experimentar que, así como vamos, no podemos seguir, lo mostró claramente el nivel de adhesión, inscripción y participación a este pacto, que ha ido más allá de las capacidades. Ustedes manifiestan una sensibilidad e inquietud especial para identificar los aspectos cruciales que nos reclaman. Lo hicieron desde una perspectiva particular: la economía, que es su ámbito de investigación, estudio y trabajo. Saben que apremia otra narración económica, se necesita asumir responsablemente que «el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista»[1] y golpea principalmente a nuestra hermana tierra, tan gravemente maltratada y expoliada, y a los más pobres y excluidos. Van unidos: tú espolias la tierra y habrá muchos pobres excluidos. Ellos son los primeros afectados… e incluso, los primeros olvidados.

Pero cuidado con dejarse convencer de que esto sea sólo un recurrente lugar común. Ustedes son mucho más que un “rumor” superficial y pasajero que se adormece y narcotiza con el tiempo. Si no queremos que esto pase, están llamados a incidir concretamente en vuestras ciudades y universidades, trabajos y sindicatos, emprendimientos y movimientos, cargos públicos y privados con inteligencia, empeño y convicción para llegar al núcleo y al corazón donde se gestan y deciden los relatos y paradigmas[2]. Esto me movilizó a invitarlos a realizar este pacto. La gravedad de la situación actual, que la pandemia de Covid puso aún más en evidencia, exige una responsable toma de conciencia de todos los actores sociales, de todos nosotros, entre los que ustedes tienen un papel primordial: las consecuencias de nuestras acciones y decisiones los afectarán en primera persona, por tanto, no pueden quedarse afuera de la gestación no ya de vuestro futuro sino de vuestro presente. No pueden permanecer fuera de donde se gesta el presente y el futuro. O están involucrados o la historia los aventajará.

Una nueva cultura

Necesitamos un cambio, queremos un cambio, buscamos un cambio[3]. El problema surge cuando nos damos cuenta de que para muchas de las dificultades que nos acucian no contamos con respuestas suficientes e inclusivas; es más, padecemos de una fragmentación en los diagnósticos y análisis que terminan por paralizar toda posible solución. Básicamente nos falta la cultura necesaria que posibilite y estimule la puesta en marcha de miradas distintas plasmadas en un tipo de pensamiento, de política, de programas educativos e, incluso, de una espiritualidad que no se deje encerrar por una única lógica dominante[4]. Si bien urge encontrar respuestas, es imperioso fomentar y alentar liderazgos capaces de gestar cultura, iniciar procesos —no se olviden de esta palabra: iniciar procesos—, marcar caminos, ampliar horizontes, crear pertenencias… toda búsqueda de administrar, cuidar y mejorar nuestra casa común —si quiere ser significativa— reclama cambios en «los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, en las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad»[5]. Sin realizar esto, no harán nada.

Necesitamos liderazgos comunitarios e institucionales que puedan asumir los problemas sin quedar prisioneros de estos y de las propias insatisfacciones y así desafiar el sometimiento —tantas veces inconsciente— a ciertas lógicas (ideológicas) que terminan por justificar y paralizar toda acción ante las injusticias. Recordemos, por ejemplo, como bien señaló Benedicto XVI, que el hambre «no depende tanto de la escasez material, cuanto de la insuficiencia de recursos sociales, el más importante de los cuales es de tipo institucional»[6]. Si son capaces capaz de resolver esto, tendrán el camino abierto para el futuro. Repito el pensamiento del papa Benedicto: el hambre no depende tanto de la escasez material, cuanto de la insuficiencia de recursos sociales, el más importante de los cuales es de tipo institucional.

La crisis social y económica que muchos padecen en carne propia y que está hipotecando el presente y el futuro en el abandono y la exclusión de tantos niños, adolescentes y familias enteras no tolera que privilegiemos los intereses sectoriales por encima del bien común. Debemos volver en cierta media a la mística del bien común. En ese sentido, permítanme resaltar un ejercicio que experimentaron como metodología para una sana y revolucionaria resolución de conflictos. Durante estos meses compartieron diversas reflexiones y marcos teóricos valiosos. Tuvieron la capacidad de encontrarse en doce ejes —las “aldeas”, así los llaman ustedes—: doce temáticas para debatir, discutir y encontrar caminos posibles. Vivieron la tan necesaria cultura del encuentro, que es lo opuesto a la cultura del descarte, que está de moda. Y esta cultura de encuentro propicia que muchas voces puedan sentarse en una misma mesa para dialogar, pensar, discutir y crear desde una perspectiva poliédrica, las diversas dimensiones y respuestas a los problemas globales que afectan a nuestros pueblos y democracias[7]. ¡Qué difícil es avanzar hacia soluciones reales cuando se desprestigió, calumnió y descontextualizó al interlocutor que no piensa como nosotros! Este descreditar, calumniar o descontextualizar al interlocutor que no piensa como nosotros es una forma de defenderse cobardemente de las decisiones que tendría que tomar para resolver tantos problemas. Nunca nos olvidemos de que «el todo es superior a la parte, y también es más que la mera suma de ellas»[8], y de que «la mera suma de los intereses individuales no es capaz de generar un mundo mejor para toda la humanidad»[9].

Este ejercicio de encontrarse más allá de todas las legítimas diferencias es el paso fundamental para cualquier transformación que ayude a la gestación de una nueva mentalidad cultural y, por tanto, económica, política y social; porque no será posible comprometerse con grandes cosas sólo desde una perspectiva teórica o individual sin una mística que los anime, sin unos móviles interiores que den sentido, sin una pertenencia y un arraigo que dé aliento a la acción personal y comunitaria[10].

Así el futuro será un tiempo especial donde nos sintamos convocados a reconocer la urgencia y la hermosura del desafío que se presenta. Un tiempo que nos recuerda que no estamos condenados a modelos económicos que centren su interés inmediato en las ganancias como patrón de medida y en la búsqueda de políticas públicas afines que ignoran el costo humano, social y ambiental de las mismas[11]. Como si contáramos con una disponibilidad absoluta, infinita o neutra de los recursos. No, no estamos forzados a seguir admitiendo y tolerando silenciosamente con nuestras prácticas «que unos se sientan más humanos que otros, como si hubieran nacido con mayores derechos»[12] o privilegios para el goce garantido de determinados recursos y servicios fundamentales[13]. Tampoco alcanza concentrarse y buscar paliativos en el tercer sector o en modelos filantrópicos. Si bien su labor es crucial, no siempre son capaces de asumir estructuralmente los actuales desajustes que afectan a los más excluidos y perpetúan, sin querer, las injusticias que pretenden revertir. Porque no se trata solo o exclusivamente de socorrer las necesidades más básicas de nuestros hermanos. Es necesario asumir estructuralmente que los pobres tienen la dignidad suficiente para sentarse en nuestros encuentros, participar de nuestras discusiones y llevar el pan a sus mesas.  Y esto es mucho más que asistencialismo. Estamos hablando de una conversión y transformación de nuestras prioridades y del lugar del otro en nuestras políticas y en el orden social.

En pleno siglo XXI «ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está fuera»[14]. Pongan cuidado a esto: con la exclusión queda dañada, en su misma raíz, la pertenencia a la sociedad en la que se vive, desde el momento en que ya no se está en los suburbios, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera de ella. Es la cultura del descarte, que no sólo descarta, sino que obliga a vivir en el propio descarte, que deja invisibles tras el muro de la indiferencia y del confort.

Recuerdo la primera vez que vi un barrio cerrado. No sabía que existían. Fue en 1970. Tuve que ir a visitar algunos noviciados de la Compañía, y llegué a un país y, luego, pasando por la ciudad, me dijeron: “No, por ahí no se puede ir, porque es un barrio cerrado”. En el interior había muros, y dentro estaban las casas, las calles, pero cerrado: es decir, un barrio que vivía en la indiferencia. Me impresionó mucho ver esto. Pero después esto ha aumentado, aumentado..., y estaba en todas partes. Pero te pregunto: ¿Tu corazón es como un barrio cerrado?

El pacto de Asís

No podemos permitirnos seguir postergando algunas cuestiones. Esta enorme e inaplazable tarea exige un compromiso generoso en el ámbito cultural, en la formación académica y en la investigación científica, sin perdernos en modas intelectuales o poses ideológicas —que son islas—, que nos aíslen de la vida y del sufrimiento concreto de la gente[15]. Es tiempo, queridos jóvenes economistas, emprendedores, trabajadores y empresarios, de arriesgarse a propiciar y estimular modelos de desarrollo, progreso y sustentabilidad donde las personas, pero especialmente los excluidos —en los que incluyo la hermana tierra— dejen de ser, en el mejor de los casos, una presencia meramente nominal, técnica o funcional para transformarse en protagonistas de sus vidas como del entero entramado social.

Esto no es algo nominal: están los pobres, los excluidos... No, no: que esa presencia no sea nominal, ni técnica, ni funcional, no. Es hora de que se conviertan en protagonistas de su vida y de todo el tejido social. No pensemos por ellos, pensemos con ellos. Recuerden el legado de la Ilustración, de las elites iluminadas. Todo por el pueblo, nada con el pueblo. Y eso no es bueno. No pensamos por ellos, pensamos con ellos. Y desde ellos aprendamos a dar el paso a modelos económicos que nos beneficiarán a todos porque el eje estructurante y decisional será determinado por el desarrollo humano integral, tan bien desarrollado por la doctrina social de la Iglesia. La política y la economía no deben «someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida humana»[16]. Sin esta centralidad y direccionalidad quedaremos presos de una circularidad alienante que lo único que perpetuará será dinámicas de degrado, exclusión, violencia y polarización: «La producción, al fin y al cabo, no tiene otra razón de ser que el servicio a la persona. Si existe, es para reducir las desigualdades, combatir las discriminaciones, librar de la esclavitud. […] No basta aumentar la riqueza común para que sea repartida equitativamente —no, no es suficiente esto—, no basta promover la técnica para que la tierra sea más habitable»[17]. Tampoco esto es suficiente.

La perspectiva del desarrollo humano integral es una buena noticia a profetizar y efectivizar —y estos no son sueños: este es el camino— una buena noticia de profetizar y de efectivizar, porque nos propone reencontrarnos como humanidad en lo mejor de nosotros mismos: el sueño de Dios de aprender a hacernos cargo del hermano y del hermano más vulnerable (cf. Gn 4,9). «La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre —la medida de la humanidad—. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad»[18]; grandeza que debe encarnarse también en nuestras decisiones y modelos económicos.

Cuánto bien hace dejar resonar las palabras de san Pablo VI, cuando buscando que el mensaje evangélico permeara y guiara todas las realidades humanas escribía: «El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre —a todos los hombres y a todo el hombre—. […] Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera»[19].

En este sentido, muchos de ustedes tendrán la posibilidad de actuar e incidir en decisiones macroeconómicas donde se juega el destino de muchas naciones. Estos escenarios también necesitan de personas preparadas, «mansas como palomas y astutas como serpientes» (Mt 10,16), capaces de «velar por el desarrollo sustentable de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia»[20]. Los sistemas de crédito son por sí solos un camino hacia la pobreza y la dependencia. Este legítimo clamor requiere suscitar y acompañar un modelo de solidaridad internacional que reconozca y respete la interdependencia entre las naciones y favorezca los mecanismos de control capaces de evitar todo tipo de sometimiento, así como velar por la promoción especialmente de los países sumergidos y emergentes; cada pueblo está llamado a volverse artífice de su destino y del mundo entero[21].

***

Queridos jóvenes: «Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos»[22]. Un futuro imprevisible ya está en gestación; cada uno de ustedes, desde su lugar de acción y decisión puede aportar mucho; no elijan los atajos que seducen y les impiden mezclarse para ser levadura allí donde se encuentran (cf. Lc 13,20-21). Nada de atajos, levadura, ensuciarse las manos. Pasada la crisis sanitaria en la que nos encontramos, la peor reacción sería de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta. No se olviden que de una crisis no se sale igual: salimos mejor o peor. Alimentemos lo bueno, aprovechemos la oportunidad y pongámonos todos al servicio del bien común. Ojalá que al final ya no estén “los otros”, sino aprendamos a desarrollar un estilo de vida capaz de decir “nosotros”[23]. Pero un “nosotros” grande, no un “nosotros” pequeño y después “los demás”, no; esto no va.

La historia nos enseña que no hay sistemas ni crisis que hayan podido anular por completo la capacidad, el ingenio y la creatividad que Dios sigue alentando en los corazones. Con dedicación y fidelidad a vuestros pueblos, a vuestro presente y a vuestro futuro, ustedes pueden unirse a otros para tejer una nueva manera de forjar la historia. No teman involucrarse y tocar el alma de las ciudades con la mirada de Jesús; no teman habitar sin miedo los conflictos y encrucijadas de la historia para ungirlos con el aroma de las bienaventuranzas. No teman, porque nadie se salva solo. Nadie se salva solo. A ustedes jóvenes provenientes de 115 países, los invito a reconocer que nos necesitamos para gestar esta cultura económica capaz de «hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros, a crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos, e inspire a los jóvenes —a todos los jóvenes, sin excepción— la visión de un futuro lleno de la alegría del Evangelio»[24]. Gracias.

sábado, 9 de enero de 2021

Por un mundo justo

Interesante articulo de Jose Eizagurirre

https://www.porunmundomasjusto.es/por-una-sociedad-de-bajo-consumo/

viernes, 8 de enero de 2021

Pacto de migración de la UE: No hagas del hombre un número

 La Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea reacciona en un documento publicado este miércoles al Pacto Europeo sobre Migraciones y Derecho de Asilo propuesto por la Comisión Europea. Comece enfatiza tres puntos: solidaridad, cooperación internacional y gestión de fronteras.

Noticias del Vaticano

La propuesta de Pacto Europeo tiene como objetivo establecer un marco práctico común para la migración y el asilo. El grupo de trabajo de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (Comece) reconoce en su valoración los esfuerzos de la Comisión Europea por tener en cuenta los intereses de todos los Estados miembros de la UE para salir del estancamiento. Sin embargo, las circunstancias actuales exigen atención urgente, se lee, ya que la pandemia ha exacerbado la pobreza, la exclusión social y el estigma de quienes migran y buscan protección.

Los episcopados europeos expresan su preocupación "por la verdadera eficacia del Pacto para paliar la difícil situación, agravada por el COVID-19, en la que se encuentran los migrantes y refugiados". Consideran necesario crear un sistema humano y duradero de solidaridad y responsabilidad compartida, cuya principal preocupación sea la persona humana, la dignidad y el bien común. El Pacto "debe promover un entorno propicio para la acogida y un enfoque justo y equitativo para los necesitados". La Comece aboga así por un camino común hacia la hermandad universal y la amistad social, inseparables y vitales para que una sociedad pueda construir la paz, reforzando la confianza y la cohesión social y promoviendo el encuentro.

En este documento se destacan tres cuestiones concretas: el principio de solidaridad, la cuestión de la cooperación internacional y finalmente la importancia de las fronteras, y para cada ámbito, expresa sus recomendaciones.

Jugando la carta de la solidaridad en Europa

Es de suma importancia, explica Comece, establecer sobre todo un mecanismo justo y eficaz de solidaridad y reparto de responsabilidades entre los Estados, que sitúe la dignidad humana y el bien común en el centro. Sólo una Europa que sea una comunidad solidaria puede afrontar con éxito este desafío, se lee en la valoración de la Comisión de Obispos. En este sentido, el nuevo mecanismo de “solidaridad flexible” propuesto en el Pacto plantea interrogantes. Deja en manos de los Estados miembros la decisión de aceptar o no a los solicitantes de asilo, "lo que seguirá sobrecargando injustamente a los Estados miembros con una frontera exterior", lamenta Comece.

Para los episcopados europeos, es esencial promover un entorno más acogedor dentro de la UE mediante servicios de apoyo y acompañamiento más específicos, especialmente hacia los más vulnerables: menores no acompañados, mujeres embarazadas, personas con discapacidad.

“La narración de los hechos también es fundamental”, dicen, ya que ayuda a prevenir la violencia y la intolerancia hacia los recién llegados. "Es tarea y deber de la UE y sus Estados miembros crear contextos favorables a los lazos sociales, a la amistad social, considerando a los demás como nuestro prójimo, con su dignidad humana innata, en lugar de para alimentar la desconfianza, la confrontación y la polarización ”. El objetivo es permitir que las ciudades se abran a los demás sabiendo valorarlas, conservando su propia identidad. Comece acoge con satisfacción el hecho de que la Comisión Europea quiera un papel más importante para los actores regionales y locales en la promoción de la “cohesión social y el dinamismo económico”.

Cooperación con terceros países

El Pacto Europeo también pretende fortalecer la cooperación con terceros países. "Esta cooperación debe realizarse en pie de igualdad, porque el diálogo con los demás significa el reconocimiento de nuestra propia identidad y cultura", subraya el Comece que continúa, "ignorando la cultura, la identidad y las necesidades de los países". el origen y el tránsito no permiten el reconocimiento de los obsequios recíprocos y los posibles beneficios mutuos que puede ofrecer una asociación justa y transparente con socios no europeos ”. Los acuerdos y la repatriación deben respetar los derechos fundamentales, afirman los episcopados que expresan su preferencia por los retornos voluntarios. Ven "en la mejora de los canales legales en la formulación de alianzas internacionales", un instrumento esencial para prevenir el tráfico y la trata de seres humanos. Según ellos, las verdaderas asociaciones de beneficio mutuo no solo apuntarían a gestionar los flujos migratorios, sino también a permitir el desarrollo del continente africano.

Gestión de fronteras que garantice la dignidad

El último punto abordado por Comece se refiere a las fronteras. En palabras del Papa, la Comisión cree que lo ideal sería limitar la migración. Pero si faltan avances, considera necesario respetar el derecho de todo ser humano a encontrar un lugar donde pueda satisfacer sus necesidades y realizarse. Comece teme que “el uso de procedimientos estrictos en materia de asilo y retorno a la frontera comprometerá en la práctica el espíritu de bienvenida y el derecho de asilo, reducirá los derechos procesales y socavará colocan detención generalizada y condiciones de recepción inadecuadas y aumentan la presión en las fronteras de los Estados miembros de la UE”. Quiere que se implementen alternativas a la detención como una prioridad.

Si bien los controles fronterizos son “un derecho legítimo” de los estados soberanos, no deberían “resultar automáticamente en muros interpersonales”, declara Comece, que defiende las condiciones humanas de acogida en las fronteras. Los migrantes deben tener pleno acceso a la protección internacional, sin discriminación de nacionalidad, etnia, religión, etc. En cuanto a los datos biométricos, Comece insiste en que no convierte al migrante en un número, sino que mejora "la detección de víctimas de trata". Finalmente, la COMECE desea que no se aceleren las demoras procesales y que la repatriación de migrantes a sus países de origen solo sea posible si su vida no se ve amenazada allí.

El documento publicado por los episcopados europeos también analiza la peligrosidad de las rutas de los migrantes, las del Canal, hacia Canarias o las costas mediterráneas. "Para evitar que las costas de la UE se conviertan en vastos cementerios", los episcopados proponen un incremento de las operaciones de búsqueda y salvamento desde una perspectiva humana y según criterios de orientación específicos, como la unidad de familias y sus necesidades específicas. Comece se refiere a las ONG que, si actúan de acuerdo con los estándares internacionales, no deberían ser criminalizadas. Incluso pide el reconocimiento de las asociaciones humanitarias o eclesiásticas que asisten a los estados proporcionando ayuda a los migrantes, ya sea material o espiritual. Debe garantizarse el acceso a los migrantes incluso detenidos. Como tal, Comece acoge con satisfacción la creación de un mecanismo de control de derechos fundamentales en el nuevo procedimiento de selección y pide que se amplíe su alcance y se garantice una auténtica independencia, responsabilidad y sanciones en caso de detección de irregularidades. “Esto es particularmente necesario en vista de los retrocesos que se están produciendo actualmente en las fronteras”, concluye ella asi.

 

 

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