El grupo de los Promotores JPIC de habla española y portuguesa dedicó su reunión del 8 de enero de 2020 a reflexionar sobre el mensaje del Papa Francisco para la 53a. Jornada Mundial de la Paz. Con creatividad, arte y profundidad, las Hermanas Rosa Isabel Cuellar, Agustina JPIC y Pétronille Mutungidimbu, Claretiana Misionera, prepararon y animaron el encuentro mensual. Tras la oración inicial basada en dos salmos y en el texto del evangelio de Marcos (6, 34-44) y seguida de reflexiones espontáneas, presentaron el tema del mensaje del Papa: “La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica”.
La metodología utilizada ayudó a interiorizar el mensaje porque las animadoras iban desglosando las palabras clave del mensaje con diferentes dinámicas (diapositivas, preguntas, reflexión personal y trabajos de grupo). A partir de “Perspectivas de Justicia, Paz e Integridad de la Creación” (JPIC) se logró condensar una síntesis interesante, en la que se subrayaron los siguientes aspectos: La paz es el objetivo de nuestra esperanza: La esperanza nos pone en camino, nos da las alas para seguir adelante, aun cuando los obstáculos parecieran insuperables. En los conflictos y la violencia experimentados por la humanidad debemos buscar una verdadera fraternidad, basada en nuestro común origen en Dios y ejercitada en el diálogo y la mutua confianza. La paz y la estabilidad no se pueden basar en el temor ni en las falsas expectativas de seguridad generadas con las armas. Tal vez no deberíamos simplemente ignorar o evitar los conflictos, sino aprender de ellos a escuchar y dialogar, y a conocer las necesidades de los países y de las personas.
En una palabra, nuestro mundo necesita testigos convencidos, artesanos de paz abiertos al diálogo, sin exclusiones ni manipulaciones. Los sobrevivientes de la humanidad y de la historia tienen la misión de mantener viva la llama de la conciencia colectiva. No debemos olvidar la memoria de las víctimas, para que la conciencia humana se fortalezca cada vez más contra todo deseo de dominación y destrucción, de suerte que por un lado se evite repetir los mismos errores y, por otro, se descubran caminos para adoptar decisiones pacíficas en el presente y en el futuro. La paz no puede conseguirse sin un verdadero diálogo entre hombres y mujeres que busquen la verdad por encima de las diferentes ideologías y opiniones. El camino de la paz es un trabajo paciente que busca constantemente la verdad y la justicia, siempre con el objetivo de la reconciliación, el encuentro y la cercanía. El camino de la reconciliación pasa también por la escucha y la contemplación del mundo que Dios nos ha dado para hacer de él nuestra casa común. Dadas las consecuencias de nuestra hostilidad hacia los otros, de la falta de respeto por la casa común y de la explotación abusiva de los recursos naturales, necesitamos una conversión ecológica.
En una palabra, nuestro mundo necesita testigos convencidos, artesanos de paz abiertos al diálogo, sin exclusiones ni manipulaciones. Los sobrevivientes de la humanidad y de la historia tienen la misión de mantener viva la llama de la conciencia colectiva. No debemos olvidar la memoria de las víctimas, para que la conciencia humana se fortalezca cada vez más contra todo deseo de dominación y destrucción, de suerte que por un lado se evite repetir los mismos errores y, por otro, se descubran caminos para adoptar decisiones pacíficas en el presente y en el futuro. La paz no puede conseguirse sin un verdadero diálogo entre hombres y mujeres que busquen la verdad por encima de las diferentes ideologías y opiniones. El camino de la paz es un trabajo paciente que busca constantemente la verdad y la justicia, siempre con el objetivo de la reconciliación, el encuentro y la cercanía. El camino de la reconciliación pasa también por la escucha y la contemplación del mundo que Dios nos ha dado para hacer de él nuestra casa común. Dadas las consecuencias de nuestra hostilidad hacia los otros, de la falta de respeto por la casa común y de la explotación abusiva de los recursos naturales, necesitamos una conversión ecológica.
La conversión ecológica nos invita a tener una mirada amplia que nos abra al encuentro con el otro y a acoger el don de la creación, a encontrarnos más allá de la diversidad y a respetar y celebrar la vida compartida. Vivir en paz, consolidar la paz: es una cadena de valores y de virtudes humanas y espirituales que se deben promover personal y socialmente. Tenemos el deber de fomentar la cultura del encuentro, que rompe con la cultura de la amenaza y transforma cada encuentro en una posibilidad y en un don del amor de Dios. El sacramento de la Reconciliación nos ayuda a mantener nuestra mirada en Jesús, que ha reconciliado todas las cosas …y nos pide quitar la violencia de nuestros pensamientos, palabras y acciones con respecto tanto a nuestro prójimo como a la creación.—Contributor: Julia Arciniegas, FMA, JPIC Promotora Recursos de las presentaciones.
LA PAZ, UN CAMINO DE ESPERANZA
LA PAZ, UN CAMINO DE ESPERANZA
