viernes, 29 de mayo de 2020

Una lectura de ciego de la encíclica ecológica Laudato Si'



2020-05-28

Un ciego capta con las manos o con su bastón las cosas más relevantes que encuentra a su paso. Pues vamos a intentar hacer así una lectura de ciego de la encíclica ecológica del Papa Francisco, Laudato Si': sobre el cuidado de la Casa Común, cuyos 5 años (24/05/2015) acabamos de celebrar. ¿Cuáles son sus puntos relevantes?

Para empezar, no se trata de una encíclica verde que se restringe al ambiente, predominante en los debates actuales. Propone una ecología integral que abarca lo ambiental, lo social, lo político, lo cultural, lo cotidiano y lo espiritual.

Quiere ser una respuesta a la generalizada crisis ecológica mundial porque nunca hemos maltratado y herido nuestra Casa Común como en los dos últimos siglos» (nº 53). Hemos hecho de la Casa Común «un inmenso depósito de basura» (nº 21). Más aún: «Las previsiones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía… nuestro estilo de vida, por ser insostenible, solo puede desembocar en catástrofes» (nº 161). La exigencia es «una conversión ecológica global» (nº 5; 216) que implica «nuevos estilos de vida» (lo repite 35 veces) y «cambiar el modelo de desarrollo global» (nº 194).

Hemos llegado a esta emergencia crítica por causa de nuestro exacerbado antropocentrismo, por el cual el ser humano «se constituye como dominador absoluto» (nº 117) de la naturaleza, desgarrado de ella, olvidando que «todo está interligado y que por eso no puede declararse autónomo de la realidad» (nº 117; 120). Ha utilizado la tecnociencia como instrumento para forjar «un crecimiento infinito… lo que supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a estrujarlo hasta el límite y más allá del límite» (nº 106).

En la parte teórica, la encíclica incorpora un dato de la nueva cosmología y la física cuántica: que todo en el universo es una relación. Como en un ritornello insiste en que «todos somos interdependientes, todo está interconectado y todo está relacionado con todo» (cf. nºs 16, 86, 117, 120) lo que da una gran coherencia al texto.

Otra categoría que constituye un verdadero paradigma es la del cuidado. Este es en realidad el verdadero título de la encíclica. El cuidado, por ser la esencia de la vida y del ser humano, según la fábula romana de Higino, tan bien estudiada por Martin Heidegger en Ser y Tiempo, es recurrente a lo largo del texto de la encíclica. Ve en San Francisco «el ejemplo por excelencia del cuidado» (nº 10). «Corazón universal... para él cualquier criatura era una hermana unida a él por lazos de cariño, sintiéndose llamado a cuidar de todo lo que existe» (nº 11).

Es interesante observar que el Papa Francisco une la inteligencia intelectual, apoyado en los datos de la ciencia, a la inteligencia sensible o cordial. Debemos leer con emoción los números y relacionarnos con la naturaleza «con admiración y encanto (nº 11)... prestar atención a la belleza y amarla porque nos ayuda a salir del pragmatismo utilitarista» (nº 215). Es importante «escuchar tanto el grito de la Tierra como el grito de los pobres» (nº 49).

Consideremos este texto, cargado de inteligencia. emocional: «Todo está relacionado y todos los seres humanos caminamos juntos, como hermanos y hermanas, en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también con tierno cariño al hermano Sol, a la hermana Luna, al hermano río y a la Madre Tierra» (nº 92). Es importante «fomentar una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad» (nº 231), ya que de esta manera «podemos hablar de una fraternidad universal» (nº 228).

Por último, a la ecología integral le es esencial la espiritualidad. No se trata de derivarla de ideas, sino «de las motivaciones que dan origen a una espiritualidad para alimentar la pasión por el cuidado del mundo... No es posible comprometerse en grandes cosas sólo con doctrinas sin una mística que nos anime, sin una moción interior que impulse, motive, anime y dé sentido a la acción personal y comunitaria» (nº 216). Nuevamente evoca aquí la espiritualidad cósmica de San Francisco (nº 218).

Para concluir, es importante destacar que con esta encíclica, amplia y detallada, el Papa Francisco se coloca, como lo han reconocido notables ecologistas, a la vanguardia de la discusión ecológica mundial. En muchas entrevistas se ha referido a los peligros que corre nuestra Casa Común, pero su mensaje es de esperanza: «Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten la alegría de la esperanza» (nº 244).

pagina de Boff. Koinonia

lunes, 25 de mayo de 2020

El Dia de Africa

Este año y debido al Covid 19 las entidades que nos reunimos para preparar la celebración del dia de Africa lo ha tenido que hacer de una manera virtual pero no por ello menos entusiasta.


Visitar el video de you tube  Pasion por Africa

https://youtu.be/DweSwd9bpUs

Dia de Africa 25 de Mayo de 2020

Pasión por la Vida
Todos aquellos que amamos Africa como nuestra segunda patria, sus gentes, sus costumbres y su naturaleza nos regocijamos hoy celebrando su dia.


viernes, 22 de mayo de 2020

Africa se defiende del coronavirus




ÁFRICA, MEJOR "PREPARADA" QUE EUROPA

Ante los pronósticos de organismos internacionales que, rápidamente, aventuraron una catástrofe sin parangón en África -continente que abarca el 17 % de la población del planeta-, sus 100.000 casos positivos tan solo suponen el 2 % del total de contagios en todo el mundo.

Esto podría deberse, según voces diversas, a la rápida actuación de sus gobiernos testigos del sufrimiento que desbordaba a Europa; a la juventud de su población -por ejemplo, la edad media de la población keniana es de 19,7 años- o al hecho de que África esté aislada del tráfico aéreo internacional en comparación con otras partes más ricas del mundo.

Pero además de estos factores, en cierta medida impredecibles, algunos países africanos se empeñan en recordarle a Europa que están más preparado a la hora de rastrear virus, como es el caso de Sudáfrica, que ha empleado contra la COVID-19 las redes existentes de trabajadores comunitarios y de atención primaria, así como los sistemas de rastreo creados para combatir el VIH en los 90.

Comunicado ante la pandemia del Covid-19

Aplanemos la curva del Covid y de la desigualdad en el mundo: necesitamos medidas decididas y creativas para no dejar a nadie atrás en África

Las entidades reunidas en esta carta, preocupadas y ocupadas por la pandemia del Covid-19 y por la crisis sanitaria, económica y social que se ha generado a escala mundial, nos reunimos para llamar a la reflexión colectiva y a la acción internacional.

Estamos atravesando por una crisis de dimensiones muy amplias que afecta toda nuestra cotidianidad en todos los rincones del planeta. España es uno de los países más afectados y agradecemos a todas las instituciones, profesionales, voluntariado y organizaciones que día a día trabajan para sacar adelante a todos y a todas. Siendo conscientes de esta situación, queremos también visibilizar la situación que están atravesando aquellos países que, debido a la pandemia, se están viendo confrontados a la agudización de un contexto de fragilidad no sólo sanitario, sino económico y social. En concreto, queremos alertar y solicitar medidas audaces y necesarias para los países de África.

Lo hacemos como organizaciones que trabajamos diariamente con nuestros socios locales en terreno en África, a partir de nuestra presencia en 38 países al sur del Sahara, con un trabajo de décadas centrado en Servicios Sociales Básicos: salud, educación, acceso al agua y a los alimentos, con especial atención a los colectivos más vulnerables. Un trabajo intensivo en personal a través de 5.000 misioneros, el 40% de los cuales son nativos africanos y más de 500 voluntarios de nuestras entidades. Traemos con nosotros la experiencia de campañas como África cuestión de vida, cuestión debida, y alianzas como Enlázate por la justicia, décadas de trabajo por un mundo social y medioambientalmente justo y sostenible. Por eso sabemos que esta terrible situación que ha puesto en jaque a todo el mundo, puede ser una oportunidad para abrir los ojos de la humanidad y recobrar valores que África aún conserva: el sentido de pertenencia a la familia, el respeto intergeneracional, la comunicación personal, el valor del tiempo para el encuentro, el cuidado y agradecimiento a la tierra que proporciona el alimento, el cultivo de la vida interior…la conciencia de que…lo más importante es la vida.
A día de hoy, el continente africano tiene más de 48.081 casos confirmados de coronavirus, y ya cuentan con 1.848 muertos[1], y estas cifras continúan en aumento. Nuestras socias locales en terreno nos informan de la realidad que ya es acuciante: escasez de materiales de protección sanitario, de productos de higiene, termómetros, medicamentos. Y como contrapartida, una cantidad cada vez mayor de personas cayendo en la indigencia, luchando por conseguir alimentos para el día al día, con problemas para acceder a los centros de salud debido a las restricciones en el transporte. 

La enorme gravedad que supone la amenaza de la pandemia en términos sanitarios se superpone a los grandes esfuerzos que están haciendo en los países africanos para enfrentar otras enfermedades que continúan haciendo estragos como la malaria, el VIH, la tuberculosis, las enfermedades olvidadas[2] o el Ébola, el cual lamentablemente aún continúa activo en RDC. Si bien los distintos países de África están tomando medidas de prevención y de intervención temprana para anticiparse y combatir la pandemia[3], es una realidad que esta emergencia global los encuentra con sistemas sanitarios muy frágiles, con escasos insumos médicos como respiradores, con dificultades de acceso al agua potable y artículos de higiene. A esto se le suman las consecuencias económicas que ya están teniendo las medidas tomadas en el mundo entero y en los propios países para detener la pandemia, que pueden poner en peligro los esfuerzos que se han estado haciendo hace años para reducir la pobreza extrema en estos países y pueden conducirlos a su primera recesión económica en 15 años. Hasta la llegada del coronavirus, siete de las 15 economías de más rápido crecimiento en el mundo eran africanas. Ahora, un mayor índice de desempleo, el encarecimiento de los productos de primera necesidad y su escasez, la fuerte dependencia de la exportación de materias primas en un contexto de caída de la demanda, las dificultades que los intercambios comerciales están sufriendo, están arrastrando a más personas a la indigencia y a la exclusión social. Además, el hecho de que gran parte de la economía sea informal hace que la mayoría de los trabajadores no pueda contar con medidas de apoyo en caso de cierre por confinamiento y existen serios riesgos para garantizar la seguridad alimentaria 

Por eso creemos que el momento de aumentar la colaboración con los países de África es ahora; es la oportunidad para repensar un sistema que ha exacerbado la desigualdad entre y dentro de los países, generando condiciones de pobreza extrema, donde se ha degradado el medio ambiente y estamos poniendo en peligro nuestra sustentabilidad presente y futura como humanidad. La pandemia sanitaria se ha venido a sumar a otras pandemias: la pobreza y el hambre; las guerras y los conflictos armados, que han dejado millones de desplazados y refugiados; a la degradación medioambiental y al expolio de los recursos naturales. No debemos y no podemos mirar para otro lado. Es la hora de tratar con la misma dignidad y garantizar el acceso a los servicios básicos a los pastores y campesinos de África, como a los directores generales de las grandes empresas, nuestro mundo ya no acepta más desigualdad.

Debemos aportar soluciones creativas, como nos ha invitado el Papa Francisco[4], y también soluciones decididas, contundentes y estructurales, que no sean mera asistencia sino que logren calar en los problemas reales de los países en cuestión: con el cese de los conflictos armados, la condonación de la deuda externa de los países africanos altamente endeudados, y la implementación de un salario universal como medidas urgentes y necesarias.

En un contexto donde los Estados africanos necesitan consagrar más recursos para sostener los sistemas de salud y diseñar medidas sociales para enfrentar la ralentización de la economía, se da la paradoja que la mayoría de estos países destinan más recursos a pagar su deuda externa - con tasas de interés que alcanzan hasta el 15%- , que para financiar la educación o la sanidad[5]. Algunos representantes africanos están alertando y poniendo sobre la mesa nuevamente el problema que significa la deuda, como el primer ministro etíope y Premio Nobel de la Paz Abiy Ahmed; el jefe de Estado senegalés, Macky Sall, y el presidente de Sudáfrica y de la Unión Africana (UA), Cyril Ramaphosa, y cuentan ya con un movimiento sólido respaldado por los países de la región.

Por eso nos sumamos a estas advertencias y especialmente al llamamiento que ha hecho el Papa, así como líderes africanos del Sahel, algunos líderes europeos, y numerosas organizaciones, para la condonación de la deuda a los países de África: es una medida posible y necesaria para que estos países puedan enfrentar la crisis que se avecina con mayor margen de maniobra y recursos. No alcanza con suspender el pago de la deuda, hay que ir más allá y proceder a la cancelación del pago de la deuda. Es una medida justa. Sabemos que se ha tomado el compromiso de analizar esta propuesta: debemos actuar y debemos actuar ahora.

También, con esta crisis queda plasmada la necesaria interrelación entre la salud, la economía, la justicia, la paz, la educación, el trabajo y la igualdad. Tenemos una hoja de ruta donde mirar para dar los próximos pasos: la Agenda 2030 nos ofrece un camino donde todos podemos sentirnos reflejados, con Objetivos de Desarrollo Sostenibles que nos acerquen a un mundo socialmente justo y medioambientalmente sustentable

Las organizaciones aquí firmantes, mancomunamos esfuerzos y hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que se tomen medidas audaces y creativas para que de esta crisis salgamos todos y todas, sin dejar a nadie atrás. El tiempo es ahora.

Firmado

Red de Entidades para el Desarrollo Solidario-REDES


[1] Datos estimados al 05 de mayo de 2020.


[2] La OMS las denomina enfermedades infecciosas desatendidas y cataloga 18: el dengue, la rabia, el tracoma causante de ceguera, la úlcera de Buruli, las treponematosis endémicas (pian), la lepra (enfermedad de Hansen), la enfermedad de Chagas, la tripanosomiasis africana humana (enfermedad del sueño), la leishmaniasis, la cisticercosis, la dracunculosis (enfermedad del gusano de Guinea), entre otras.

Las enfermedades tropicales desatendidas afectan a cerca de 1000 millones de personas, y generalmente se agrupan varias de ellas en una misma región geográfica, y los pacientes a menudo están afectados por más de una.

[3] Según indica la Dra Matshidiso Moeti, Directora Regional de la OMS en África “Hace unas semanas, había solo dos laboratorios en dos países (Sudáfrica y Senegal) donde era posible hacer test de coronavirus. Hoy, más de 41 países de la región africana pueden diagnosticar este virus. Los países también han avanzado en la detección en los puntos de entrada y en el establecimiento de mecanismos de vigilancia y monitoreo. Además, algunos Jefes de Estado se comprometieron o establecieron un mecanismo de respuesta de alto nivel, mientras que otros crearon comisiones para coordinar su respuesta, como en Kenia, Sudáfrica y Ghana, entre otros.

[4] Mensaje Urbi Et Orbi del Papa Francisco, Pascua 2020 (12 de abril 2020)


[5] Un nuevo análisis publicado por Jubilee Debt Campaign muestra hoy que 64 gobiernos de bajos ingresos gastan más en pagos de deuda externa de lo que gastan en atención médica. Los países con las mayores disparidades entre el pago de la deuda y el gasto en salud incluyen Gambia, Ghana, Zambia, Laos, Líbano y Pakistán.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, 21 de mayo



Impacto de COVID-19 en el sector cultural

Sitios vacíos del Patrimonio Mundial de la UNESCO, eventos culturales cancelados, instituciones culturales cerradas, prácticas culturales comunitarias suspendidas, mayor riesgo de saqueo de sitios culturales y de caza furtiva en sitios naturales, artistas que no pueden llegar a fin de mes y el sector del turismo cultural muy afectado... El impacto de la COVID-19 en el sector cultural se está sintiendo en todo el mundo. Este impacto es social, económico y político, ya que afecta al derecho fundamental de acceso a la cultura, los derechos sociales de los artistas y los profesionales de la creación y la protección de las diferentes expresiones culturales.

La crisis que se desarrolla corre el riesgo de profundizar las desigualdades y hacer que las comunidades sean vulnerables. Además, las industrias creativas y culturales (CCI) contribuyen con 2 250 millones de dólares americanos a la economía global (3% del PIB) y representan 29,5 millones de empleos en todo el mundo. Las consecuencias económicas de no abordar el sector cultural, y todos los servicios auxiliares, particularmente en el sector turístico, también podrían ser desastrosos.

Cultura, fuente de resiliencia

Durante este tiempo de confinamiento masivo, miles de millones de personas recurren a la cultura como fuente de consuelo, bienestar y conexión. Ha habido un aumento en la creación y el acceso a contenido cultural en línea, desde visitas virtuales a museos y galerías, transmisión de películas e incluso coros comunitarios a través de las redes sociales, mostrando su papel fundamental como fuente de resiliencia para las comunidades. Las grandes crisis a lo largo de la historia a menudo han dado lugar a un renacimiento de la cultura y una explosión de nuevas formas de creatividad, tan vitales para el progreso humano.


¿Por qué importa la diversidad?

Las tres cuartas partes de los mayores conflictos tienen una dimensión cultural.

Superar la división entre las culturas es urgente y necesario para la paz, la estabilidad y el desarrollo. Y es que la cultura, en su rica diversidad, posee un valor intrínseco tanto para el desarrollo como para la cohesión social y la paz.

La diversidad cultural es una fuerza motriz del desarrollo, no sólo en lo que respecta al crecimiento económico, sino como medio de tener una vida intelectual, afectiva, moral y espiritual más enriquecedora. Todo esto está presente en las siete convenciones de la cultura, que proporcionan una base sólida para la promoción de la diversidad cultural. Esta diversidad es un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta del desarrollo sostenible, gracias, entre otros, al dispositivo normativo, hoy día ya completo, elaborado en el ámbito cultural.

Simultáneamente, el reconocimiento de la diversidad cultural – mediante una utilización innovadora de los medios y de los TIC en particular – lleva al diálogo entre civilizaciones y culturas, al respeto y a la comprensión mutua.

Origen y espíritu del Día Internacional

La Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural se aprobó en 2001 y, a continuación, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 21 de mayo como el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, a través de su resolución 57/249 de diciembre de 2002.


En 2011, la UNESCO y la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas lanzaron la campaña «Haz un gesto por la Diversidad y la Inclusión» con el propósito de animar a las personas y a las organizaciones de todo el mundo a que tomen medidas concretas de apoyo a la diversidad. Finalmente, en 2015, la Segunda Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó por unanimidad la resolución sobre Cultura y Desarrollo Sostenible A/C.2/70/ L.59, afirmando la contribución de la cultura a las tres dimensiones del desarrollo sostenible: reconocer la diversidad del mundo mucho más allá de lo natural y lo cultural, reafirmar que las culturas y civilizaciones pueden contribuir al desarrollo sostenible, y su papel como factores habilitadores cruciales.

Se trata de un día internacional en el que debemos profundizar en lso grandes valores de la diversidad cultural:

Concienciar sobre la importancia del diálogo intercultural, la diversidad y la inclusión.

 Lograr que todas las personas nos comprometamos y apoyemos la diversidad mediante gestos reales en nuestro día a día.

Combatir la polarización y los estereotipos para mejorar el entendimiento y la cooperación entre las gentes de diferentes culturas.








VOCES DEL SUR: COVID-19, ERA DEL EXTRACTIVISMO Y DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Desde Sudáfrica se están transmitiendo webinars semanales patrocinados por “People’s Dialogue” (Diálogo del Pueblo). Ponentes de todo el mundo están compartiendo las luchas dolorosas de los que trabajan en las industrias extractivas, y el efecto devastador que esto tiene sobre el cambio climático. Esta serie destaca las narraciones de personas que sufren violaciones de sus derechos humanos, e insta a que se dé más apoyo público a los que han sido afectados negativamente. Si unimos y fortalecemos nuestras voces, el cambio es posible.

La politización de las respuestas a la COVID-19 y la recesión económica han afectado especialmente a los pobres, que en muchos lugares se han visto obligados a seguir trabajando en las minas. No se puede imaginar el estrés psicológico que conlleva el tener que trabajar en las condiciones actuales sin ninguna medida de seguridad contra el coronavirus y con la necesidad de ganar dinero para la comida y otras cosas necesarias. Es cada vez más evidente que la crisis de las industrias mineras y extractivas sigue empeorando, a pesar de las preocupaciones expresadas por los gobiernos. Las actividades de minería siguen adelante en muchas regiones, mientras se impone el lockdown y se aplican normas de cuarentena. Se autorizan operaciones en días en los que todos los establecimientos deberían estar cerrados, dado que la corrupción continúa. Los promotores de derechos humanos tienen limitada libertad de acción, y a muchísimos de ellos se les ha señalado por violar las normas que impiden defender a los marginados. Con esta situación en marcha y las limitaciones a las actividades de defensa, se teme por lo que va a pasar después de la pandemia. Se espera que a través del diálogo y de la solidaridad, cada uno pueda beneficiarse en nuestra casa común.

Noticias de UISG Mayo 2020 en español

martes, 19 de mayo de 2020

Post-Covid 19: un modo sostenible de vida bajo el reino del cuidado (III) 2020-05-18


Completemos el comentario del sugerente texto de la Carta de la Tierra que afirma que tenemos que buscar un nuevo comienzo para forjar un modo sostenible de vivir en el planeta Tierra.

Para eso “se requiere un nuevo sentido de interdependencia global”. La relación de todos con todos, y por lo tanto la interdependencia global, representa una constante cosmológica. Todo en el universo es relación. Nada ni nadie está fuera de la relación. Es también un axioma de la física cuántica según el cual todos los seres están inter-retro-relacionados. Nosotros mismos, los seres humanos, somos un «rizoma», un bulbo de raíces, de relaciones dirigidas en todas las direcciones. Esto implica entender que todos los problemas ecológicos, económicos, políticos y espirituales tienen que ver unos con otros. Sólo salvaremos la Vida si nos alineamos con esta lógica universal que es la lógica del Universo y de la Naturaleza. Continúa el texto de la Carta de la Tierra: se requiere una responsabilidad universal. Responsabilidad significa darse cuenta de las consecuencias de nuestras acciones, si son beneficiosas o perjudiciales para todos los seres. Hans Jonas escribió un libro clásico sobre el Principio de Responsabilidad, que incluye el principio de prevención y el de precaución. Mediante la prevención podemos calcular los efectos cuando intervenimos en la naturaleza. El principio de precaución nos dice que si no podemos medir las consecuencias, no debemos correr riesgos con ciertas acciones e intervenciones porque pueden producir efectos altamente perjudiciales para la Vida.

Esta falta de responsabilidad colectiva la constatamos en la presente pandemia, que exige un aislamiento social estricto, para evitar la contaminación, y la gran mayoría no lo asume. Debe ser para todos.

La Carta de la Tierra dice además: desarrollar y aplicar con invención la visión (de un modo de vida sostenible). Nada grande en este mundo se hace sin la invención del imaginario que proyecta nuevos mundos y nuevas formas de ser. Éste es el lugar de las utopías viables. Toda utopía amplía el horizonte y nos hace inventivos. La utopía nos lleva de horizonte en horizonte, haciéndonos siempre caminar, en la feliz expresión de Eduardo Galeano.

Para superar la forma habitual de habitar la Casa Común, una relación utlitaria, tenemos que soñar con el planeta como la Gran Madre, la “Tierra de la Buena Esperanza” (Ignace Sachs Dowbor). Esta utopía puede ser realizada por la humanidad cuando despierte para la urgencia de otro mundo necesario.

Un modo de vida sostenible

La Carta de la Tierra afirma también: una visión de un modo de vida sostenible. Estamos acostumbrados a la expresión “desarrollo sostenible”, que está en todos los documentos oficiales y en la boca de la ecología dominante. Todos los análisis serios han demostrado que nuestra forma de producir, distribuir y consumir es insostenible. Es necesario decir que no puede mantenerse el equilibrio entre lo que tomamos de la naturaleza y lo que le dejamos para que se reproduzca y co-evolucione siempre. Nuestra voracidad ha hecho insostenible el planeta, porque si los países ricos quisieran universalizar su bienestar a toda la humanidad, necesitaríamos al menos tres Tierras como ésta, lo cual es absolutamente imposible. El desarrollo actual que significa crecimiento económico medido por el Producto Interior Bruto (PIB) revela desigualdades asombrosas hasta el punto de que la ONG Oxfam, en su informe de 2019, revela que el 1% de la humanidad posee la mitad de la riqueza mundial y que el 20% controla el 95% de esta riqueza, mientras que el 80% restante tiene que conformarse con sólo el 5% de la riqueza. Estos datos revelan la completa insostenibilidad del mundo en el que vivimos.

La Carta de la Tierra no se rige por el lucro sino por la vida. De ahí que el gran reto sea crear un modo de vida sostenible en todos los ámbitos, personal, familiar, social, nacional e internacional.


La importancia del biorregionalismo

Por último, este modo de vida sostenible debe realizarse a nivel local, nacional, regional y mundial. Por supuesto, se trata de un proyecto mundial que ha de realizarse procesulamente. Hoy en día, el punto más avanzado de esta búsqueda tiene lugar a nivel local y regional. Se habla entonces de «biorregionalismo», como la forma verdaderamente viable de concretar la sostenibilidad. Tomando como referencia la región, no según las divisiones arbitrarias que aún persisten, sino las que la propia naturaleza ha hecho con los ríos, montañas, selvas, bosques y otras, que configuran lo que es un ecosistema regional. En este marco se puede lograr una auténtica sostenibilidad, incluyendo los bienes naturales, la cultura y las tradiciones locales, las personalidades que han marcado esa historia, favoreciendo a las pequeñas empresas y a la agricultura orgánica, con la mayor participación posible, en un espíritu democrático. De esta manera se proporcionará un “buen vivir y convivir” (el ideal ecológico andino) suficiente, decente y sostenible con la disminución de las desigualdades.

Esta visión formulada por la Carta de la Tierra es grandiosa y factible. Lo que más necesitamos es buena voluntad, la única virtud que para Kant no tiene defectos ni limitaciones, porque si los tuviera, ya no sería buena. Esta buena voluntad impulsaría a las comunidades y, en el límite, a toda la Humanidad, a lograr realmente “un nuevo comienzo”. 


Enlazate por la Justicia. Dia de la Tierra

Entrevista Carlos Andrés Sergio Bresciani Lecannelier nació en Santiago de Chile en 1972, entró a la Compañía de Jesús en 1993 y se ordenó ...