lunes, 30 de junio de 2014

África, la Diáspora y las dinámicas de la emigración






Desde hace 10 años las muertes de los emigrantes Africanos no han tenido fin. En el Océano Atlántico o en el Indico, en el desierto de Sahara o en el Mediterráneo, los dramas de la emigración no paran. Las imágenes de estos africanos, hombres, mujeres y niños que están recobrados en barcas de risa, entre la vida y la muerte,  con solo a veces unos pocos  sobrevivientes entre los cadáveres y que han contados sus odiseas repetidas llegan a caer hasta la banalidad.  Se necesitan la muerte de cientos de ellos para que la atención internacional se preocupe.  Como en Octubre de 2013 cuando 400 personas naufragaron en las costas de Lampedusa  cerca de Italia.

Desde los años 1990 cuando  los países europeos reforzaron sus fronteras y barreras para adoptar una política y medidas de seguridad para “emigración cero”, los temas de emigración  han llegado a ser unos de los temas más cruciales en el campo de las relaciones internacionales.

El articulo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice “ que cada persona tiene derecho a la libertad de movimiento y el escoger su residencia dentro de un Estado. Toda persona tiene el derecho a dejar su país, o cualquier otro  y regresar al suyo”.  Las realidades de hoy están muy lejos de abrazar este principio, que subraya el libre movimiento de personas y bienes en el mundo. Las dificultades que están delante de las trayectorias que siguen los emigrantes han transformado este derecho en caminos de muerte.

En 2007, el Centro Internacional del Desarrollo de la Política de Emigración identifico, en los diez  años pasados, aproximadamente 10.000 casos de  muertes de emigrantes  ilegales tratando de cruzar el Mediterráneo. Este fue el momento cuando la Unión Europea decidió montar, Frontex, la agencia responsable del mantenimiento de las fronteras exteriores de los Estados miembros. De acuerdo con los acuerdos de cooperación que se firmaron con Senegal, Malí y Libia, FRONTEX les pedía con urgencia que se preocuparan de la emigración irregular desde las fronteras de sus países.

A pesar de los arrestos masivos, las sentencias a prision y otras formas de represión estos estados nunca llegaron a ser policías eficientes  para frenar el flujo de emigrantes hacia Europa. En 2013, unos 107.000 emigrantes fueron registrados en el espacio europeo. Venían de Somalia, Eritrea, pero también de Siria y Afganistán, etc. Cuarenta mil de ellos habían pasado a través de Libia, mientras que unos 6.800 tomaron la ruta de Marruecos y Argelia.

La explosión de la emigración que se ha notado en los años recientes, a pesar de las medidas represivas en Europa se explica bien debido a las guerras civiles y los conflictos que aumentan en África y el Oriente Medio. En África fue la crisis de 1970 en el Sahel lo que genero el movimiento que empezó a aumentar en los años 80. Antes,   la emigración respondía mas a una necesidad de aventura o por razones políticas tales como escapar de regímenes represivos como el de Guinea Ecuatorial  bajo el mandato de Sékou Touré, que a una necesidad económica.

Durante los últimos treinta años esta emigración se ha acelerado y los flujos migratorios no han disminuido. Estos son diversos, algunos por las políticas restrictivas puestas en marcha en los países de transito o destinación en donde los sentimientos xenófobos  están reflejados en un aumento de políticas de exclusión. El éxito de los partidos de derecha en las elecciones de Mayo pasado en  Europa, refleja esta actitud de odio contra “el otro” al que se percibe como un invasor, un ladrón de empleo y una fuente de inseguridad.

Sobre África estas imágenes son erróneas. Menos de un tercio de la emigración se queda en el mismo continente. 70 millones de Africanos han emigrado, dejando su país para afincarse permanentemente en otro. Y de acuerdo con los indicadores que provienen de la OECD, solo algo mas de un millón y medio se vinieron a establecerse en un estado de la Unión en 2005. Esto hace un 2.6 por ciento del total de los emigrantes africanos y 2.63  por ciento de todos los emigrantes que se registran en los países de la OECD.

A pesar de esto los emigrantes Africanos que lo hacen en el continente suyo no son siempre aceptados y protegidos mejor que en otras partes del mundo. En la  mayoría de sus destinos como la Guinea Ecuatorial, el Gabón, Angola y Sur África en donde  el éxito de la economía es atractivo, la violencia xenófoba y las exclusiones masivas son una practica común. Los emigrantes, en estos tiempos de crisis son vistos también como ladrones de empleos. Puesto que están estigmatizados, sus frágiles formas de vida les exponen a toda clase de abusos por parte de los traficantes y otros y de los gobiernos de los países que los acogen.

En el campo de la emigración, la soberanía nacional sirve de pretexto para toda clase de violaciones. Violaciones de leyes nacionales e internacionales y de especificas provisiones legales a cerca de la protección de los emigrantes para asegurar sus derechos a la vida, dignidad, no-discriminación y acceso a la misma protección delante de la ley. Sea  con el Articulo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos o la Carta Africana de los Derechos Humanos de las personas o instrumentos internacionales los protocolos regionales o acuerdos etc,  el marco legal requiere que se acusen a  controles discriminatorios y fronteras  que utilizan  controles  humillantes, las expulsiones y los arrestos arbitrarios, violentos y degradatorios de la persona y aun así y  sin embargo es objeto regular de violaciones contra estos derechos.

El movimiento de gente a través del mundo es sin embargo una dinámica que las fronteras  no pueden frenar. Sea por motivos de reunión familiar, trabajo o por razones de seguridad u otros los emigrantes participan en la construcción de estados y naciones a través de miles de años. Hoy, la emigración es fundamental a la economía. De acuerdo con el Banco Mundial los reembolsos de los emigrantes a sus países de origen ascienden a la suma de 339 billones de dólares en 2012.

Para algunos países esa entrada es mucho mayor que la ayuda al desarrollo o que las inversiones extranjeras. A pesar de la crisis financiera de 2008 –2009, el Banco Mundial estima que los envíos no han bajado. La movilidad de la gente a través del mundo no se ha reducido tampoco. Hoy existen 215 millones de emigrantes internacionales.

En estados africanos en donde la política económica neoliberal y las bancarrotas han llevado a reducir e incluso decir  adiós a las inversiones sociales en la Educación, la Salud etc, los envíos   de los emigrantes siguen siendo la mayor fuente de ingreso para muchas familias. Ellos contribuyen a la construcción de las más importantes estructuras esenciales como escuelas, centros de salud, centros para la comunidad etc, en las comunidades que ellos han dejado. De acuerdo con el Banco Mundial, el dinero enviado por los malianos  en Francia asegura la construcción del 60 % de las infra estructuras en Malí.  En un periodo de diez años, cuarenta asociaciones de emigrantes de Malí en Francia han participado en la financiación de 150 proyectos, cuyo valor alcanza a los 3 millones de euros.

La contribución de los emigrantes a la vitalidad económica del país que los acoge es a menudo de igual valor. Varios estudios muestran “ que fuera de los clichés formados, la emigración es un bien económico”.

La cuestión de la emigración esta entretejida con asuntos económicos, políticos, legales sociales y culturales. No se puede abordar este tema desde la perspectiva africana sin estar pensando en el pillaje que hacemos a nuestra Madre Tierra a través de la vía trans- Atlántica del tratado de esclavos que vacía el continente de sus recursos humanos: las mujeres africanas, los hombres y los niños y las extracciones coloniales de los recursos minerales y agrícolas. El tratado de esclavos trans-atlánticos ocurrió durante trescientos años en una emigración forzada de millones de Africanos que se convirtieron en esclavos en las Américas.

Pero sobre todas las consideraciones  la emigración en  África  levanta el tema del Pan-Africanismo. Las políticas de Emigración de represión y exclusión de un individuo en otro país distinto del que procede es una traición del ideal panafricano.

Traducido de Tidiane Kases, editor de Pambazuka news.
OECD: Organización de 34 países del mundo entero.

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