martes, 9 de enero de 2018

ZIMBABWE: LA ZARPA DE LA TIRANÍA DOMESTICA


(Justo Lacunza Balda)
8 de Noviembre 2017


El pasado lunes 6 de noviembre el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe (1924), destituyó de manera fulgurante al vice-presidente Emmerson Mnangagwa (1942) que muchos creían que iba a ser el sucesor del dictador de Zimbabue. Desde hace algún tiempo se venía notando en el país la presencia en público, cada vez más acaparadora y ambiciosa, de la esposa del presidente, Grace Mugabe (1965). Ningún analista de la situación política en Zimbabue duda de que, en la sombra de la maniobra de Mugabe, aparecen velados los tentáculos intrigantes de la primera dama. Se ha descubierto que en realidad es ella la que aspira a ser la sucesora de su esposo. La caída brusca de Mnangagwa parece que se ha debido al abucheo que sufrió Grace Mugabe por parte de sus propios seguidores en la ciudad de Bulawayo, la segunda más importante del país. La protesta ocurrió el sábado día 4, apenas unos días antes de que el vice-presidente fuera fulminado.

En las últimas semanas la copia presidencial había mostrado su descontento con el vice-presidente, advirtiendo que su destitución era posible. En la trayectoria política de Mugabe lo de “posible” se ha traducido siempre en “real” cuando era cuestión de destituir, amenazar, torturar o encarcelar. Las consecuencias de la oposición al poder estatal en Zimbabue no han cambiado desde la llegada de Mugabe al sillón de mando en 1980. Del anuncio del decreto presidencial contra el vice-presidente se ha encargado el portavoz del partido Zanu-FP (Unión Africana de Zimbabue-Frente Patriótico), Simón Khaya Moyo. Acusó al vice-presidente Mnangagwa “deslealtad, falta de confianza y engaños”. Con los tiranos hay siempre tramas ocultas y conspiraciones en ebullición. En muchos de los casos se dan cita también la brujería y el envenenamiento.

La vice-presidencia no supone un gran problema para Mugabe. Está más que acostumbrado a barrer de un plumazo a sus adversarios y rivales. Si fuera solamente con una decisión bien calculada, quizás podría pasar inadvertida, pero en este caso las intrigas y manipulaciones parecen tanto enrevesadas y complejas como aceradas forjadas para sujetar bien las bridas del poder. Ahora lo que se espera es la purga despiadada de los seguidores de Mnangagwa que trabajan tanto en el partido Zanu-FP como en la administración. Ee esa limpieza general, que Mugabe va a emprender en su vejez, va a tener el apoyo incondicional de su esposa. Esta ha prometido acciones judiciales contra el ex vice-presidente. Grace Mugabe ha declarado sin pelos en la lengua que “Mnangagwa odia Mugabe desde la independencia”. Y ya se sabe en los regímenes dictatoriales la persona del dictador de turno es sagrada para su allegados, seguidores y admiradores. Por eso el argumento del “odio contra Mugabe” en Zimbabue es una de la armas poderosas que sin duda está utilizando la primera dama para, tarde o temprano, subir al trono de la nación.


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