martes, 28 de febrero de 2017

Y se aprobó el CETA


Y, finalmente, el pasado miércoles 15 de febrero el parlamento europeo aprobó el CETA, el tratado de libre comercio con Canadá que llevaba cinco años gestándose entre secreto y denuncias, que ahora deberá ser ratificado por los parlamentos nacionales. No solo movimientos a favor del Medio Ambiente como Greenpeace o Ecologistas en Acción se han mostrado contrarios a este acuerdo; también FACUA, una de las mayores organizaciones de consumidores y usuarios de España, considera lamentable este acuerdo, que los partidos políticos mayoritarios apoyan defendiendo que favorecerá el crecimiento económico y el empleo.

Por su parte, las posturas críticas argumentan que, en aras de una mayor libertad de comercio, el tratado resta soberanía a los estados en favor de las empresas transnacionales, rebaja los estándares de calidad de los productos (con especial preocupación por los alimentos) y favorece la privatización y, por tanto, mercantilización, de servicios públicos como el abastecimiento de agua. Un ejemplo más en que vemos cómo los criterios económicos a favor de los más grandes priman sobre los derechos de la mayoría y la protección del Medio Ambiente. Como expone FACUA, es escandaloso que las partes que han negociado el CETA "valoren que las garantías y protección de los derechos de los usuarios y el medio ambiente son trabas al comercio y no elementos esenciales para asegurar el bienestar de la ciudadanía". Y como dice Bernardo Pérez Andreo en la cita espiritual de este boletín (ver más abajo): "Todo sometido al dictado de la férrea ley del productivismo capitalista más burdo".

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