jueves, 28 de marzo de 2019

Combatiendo el SIDA en Malawi

Amparo con un equipo de voluntarios para ayudar a los pacientes de SIDA.
En los años 80 yo andaba por Malawi ( (Africa Central) dirigiendo y visitando tres Centros de Salud que me había encomendado la diócesis de Lilongwe en las proximidades del lago Malawi, Salima.
Los pacientes con graves problemas los trasladaba al Hospital de esa Ciudad en el que regularmente visitaba a enfermos de Tuberculosis y enfermedades contagiosas. Ya tenia años de experiencia y empecé a notar que los enfermos con TB que normalmente se restablecían al cabo de 18 meses de tratamientos estándar volvían a recaer a las pocas semanas y tenían que ser readmitidos en el hospital. Habíamos luchado años por controlar la enfermedad de la Tuberculosis así que aquello nos alarmó mucho. Sus cuerpos aparecían tan desgastados que más bien parecían victimas del hambre o salidos de campos de concentración. Podíamos contar las costillas y rodear con una mano nuestra un brazo o hasta una pierna de esa persona. La gente estaba alarmada y los entierros eran tan numerosos que parecía que en la aldea o el pueblo sus habitantes no podían ocuparse más que de esto. Los huérfanos se quedaban sin padres y los niños pasaban a los cuidados de los abuelos que cargaban con los nietos de diferentes hijos e hijas. Los pobres se hacían más pobres.
Amparo con los hijos de una familia cristiana.
El doctor Gallo ya había aislado el virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en los EE.UU y el mundo hablaba de una epidemia de SIDA causada por este virus.
En aquellos años en Malawi no se podía hablar abiertamente de un contagio de sangre producido por contacto homosexual, promiscuidad, prostitución, adulterio porque eran relaciones tabúes pero yo respondí a esa necesidad de Prevención utilizando todas mis energías en visitar las Escuelas de Enseñanza Primaria y Secundaria en donde la mayoría de la juventud de Malawi en edad de procreación se encontraba. Fueron semanas y meses de recorrer cientos de Kilómetros para llegar hasta las Escuelas más pérdidas de todos los Distritos del centro de Malawi.
Y después se trataba de cuidar a los enfermos en los pueblos. ¿cómo podía llegar a tantos lugares?
Amparo Cuesta con Agnès Loiselle, HMNSA.







Desde un pequeño despacho y almacén para medicinas cercano a la capital, Lilongwe fuimos organizando un núcleo de 10 agentes de salud que a la vez se convirtieron en multiplicadores y formaron hasta 500 voluntarios en esos 5 distritos. Todos encargados de sus pueblos y alrededor de distribuir leche, maíz, medicamentos para las enfermedades oportunistas y cuidar de los enfermos. Nos financiábamos gracias a ONG católicas, familiares y amigos.
En los hospitales nunca encontré a ninguna ATS, doctor, limpiadoras, mujeres que lavaban las sabanas y pijamas a mano que se negaran a tocar a los enfermos, practicar operaciones o hacer curas por miedo al contagio. Vivíamos con el Sida porque vivíamos con personas humanas que eran parte de nuestras familias, amigos o vecinos.  La solidaridad era todo lo que teníamos y podíamos ofrecer, y con ellas nuestras personas y vidas.  Y así lo hicimos.
Malawi fue en los años 90 el país con más índice de población en África infectada con el Virus VIH. Rozamos las 900.000 pero no nos rendimos y muchos otros países de alrededor aprendieron de como manejar la epidemia utilizando nuestro modelo.
Amparo Cuesta
Misionera de Ntra. Sra. De Africa

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